Domingo de Ramos

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Cuaresma
Data : 
Domingo, 24 Marzo 2024
Ayúdanos a fijar en ti, Señor Jesús, nuestra mirada

Señor Jesús, hoy queremos orar
fijándonos en la actitud positiva
de muchas personas:
la alegría y el entusiasmo
de los que te acogieron al entrar en Jerusalén;
la disponibilidad de los discípulos
para hacer todo lo que pedías
para preparar la Pascua;
la capacidad de gestos de amor y ternura
de aquella mujer que te ungió con perfume,
el gozo de quienes compartieron contigo
la mesa de la cena pascual;
el arrepentimiento de Pedro
al darse cuenta que no había hecho
lo que proclamaba;
la capacidad de Simón de Cirene
para ayudar a llevar la cruz
a todos los que sufren;
la fe del centurión para confesar
que tú, el condenado a muerte,
eres el Hijo de Dios;
la valentía de José de Arimatea
para enterrar tu cuerpo,
y el coraje de las mujeres que ante el sepulcro
aún mantenían la esperanza.

Y, sobre todo, el Domingo de Ramos
ayuda a fijar en ti, Señor Jesús,
nuestra mirada y nuestro corazón agradecido
porque has compartido en todo, la vida humana,
abriendo el horizonte de la vida
más allá del sufrimiento y la muerte.

Ayúdanos a tomarnos en serio
la invitación a orar y velar contigo
para no dormirnos
y estar atentos a los retos de cada día.

Danos tu actitud serena, pacífica y confiada
ante las acusaciones, injurias, humillaciones
y la condena a muerte.

Que te sepamos reconocer
y valorar como único Señor
y seguirte como único Maestro.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que nuestra vida sea un interrogante para los demás

Señor, en Jerusalén
coincidieron todos los que esperaban
un cambio político y religioso.
Lo malo es que cada uno
esperaba algo diferente
y que los que creían estar en lo cierto
no te reconocieron.

Cuando no somos capaces
de aceptar lo nuevo
y nos cerramos a la verdad,
condenamos a los que nos hablan de Dios.

Entraste en Jerusalén en un borrico.
Quisiste dejar claro
que no eras un nuevo David.
Ante nuestra intransigencia
y tendencia a condenar,
haznos constructores de paz.

Señor, nos gusta sopesar y calcular.
Intentamos ser prudentes y razonables.
Que no temamos, Señor, decir la verdad
y que nuestra vida
sea un interrogante para los demás.

Señor, al recibirte con ramos y palmas,
nos unimos a las manifestaciones
y a las personas que se ven perseguidas
por predicar el evangelio
o por trabajar por la libertad de las personas
que sufren injusticia y abandono.

Señor, que nuestros políticos
y personas que tienen autoridad
busquen soluciones
a la situación de violencia y desempleo
de nuestra sociedad,
sin escudarse en la condena
de los que no piensan como ellos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Vencer y resucitar contigo

Parece un juego de niños,
salir a la calle con palmas y laureles
para estrenar la primavera.

Quizás sea también un juego
para aquella multitud que pocos días después
pidió que te crucificasen.

Somos así de frívolos, también.
Después de cumplir con la tradición
festiva y fotogénica de hoy,
un montón de estímulos
nos incitan a evadirnos y a disfrutar del ocio.

Señor, hoy me comprometo
a vivir esta Semana Santa
con coherencia y autenticidad.

No quiero reducirla a un tiempo de vacaciones
y evasión, olvidándome de ti.
No quiero tampoco reducirla
a la participación en unos actos folklóricos,
que se quedan en tradición, emoción estética
y reclamo para turistas.

Quiero vivirla contigo,
que te hiciste solidario de la humanidad
sufriente y pecadora,
para poder vencer y resucitar contigo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
¿El poder o el servicio?

Jesús, Señor,
nos imaginamos presentes
en medio de aquel gentío entusiasta,
aclamándote como al Enviado de Dios. 

Pero vemos que nos preguntas
por la razón de nuestro entusiasmo
si es el espejismo del poder y la fama
o el camino de servicio que tú has seguido. 

Nos preguntas si percibimos
el estilo distinto de tu gloria:
tu entrada triunfal en Jerusalén
fue un humilde pollino
y no un caballo guerrero, victorioso. 

Ábrenos la inteligencia
para que entendamos de una vez
que lo que nos invitas a compartir
no es la gloria de un triunfo guerrero
sino la gloria de tu humilde servicio.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tenemos que atrevernos a seguirte hasta el final

También hoy te alabamos
con palmas y ramos de olivo,
y acto seguido te acusamos
cuando nos reprochas
nuestras hipocresías e infidelidades.

Nos estorbas y te volvemos la cara
cuando te encontramos sucio y miserable
en el banco de la calle o en un cajero automático,
bloqueado sin fruto en un campo de refugiados
o decrépito en una residencia de ancianos.

Será difícil, Señor,
lo que se lleva hoy en la superficialidad.
Pero tenemos que atrevernos a seguirte
hasta el final y no renunciar a acompañarte
en estos días cruciales.

Sólo así podremos participar
del gran misterio de la vida sin límites,
del amor mezclado con sangre
que brota de tu cuerpo
y que empapa y fecunda las vidas
de los que se atreven
a quedarse a tu lado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Hallamos en tu Cruz el faro que nos guía

Señor, queremos acogerte en nuestras vidas,
aunque a menudo solo te esperamos
si nos traes buenas noticias,
si nos invitas a celebrar victorias
sin tener que pasar por ningún combate.
En cambio, Tú sí que eres portador de una Buena Nueva,
una gran noticia:
Tú sales victorioso incluso de la mayor derrota.

Quisiéramos encontrar un atajo
que nos ahorrara tener que pasar
por los momentos más duros de la vida.
Quisiéramos esquivar los problemas,
rehuir las preocupaciones,
ahorrarnos tener que sufrir.

En cambio, tú, con tu vida,
nos muestras un camino difícil, el de la Cruz,
pero que, de tu mano,
se convierte en un camino de luz.

Eludir las dificultades no es ninguna victoria;
afrontarlas con coraje y sin desfallecer
nos transforma interiormente y nos fortalece.

Que no nos dejemos seducir por los cantos de sirenas,
por la algarabía festiva vacía de contenido,
y que hallemos en tu Cruz
el faro que nos guía
en  medio de las tinieblas de la vida.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret