Domingo II de Adviento

Cicle: 
C
Temps: 
Advent
Domingo, 9 Diciembre 2018
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

Una llamada a la conversión

Momento solemne de la historia. Lucas la enmarca en un listado concéntrico de los gobernantes desde el emperador romano Tiberio, Poncio Pilato procurador de Roma en Judea, los tetrarcas locales hasta Caifás el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén. Es el momento en que el Bautista irrumpe en el desierto y el Jordán para preparar la llegada inminente del Señor.

Juan actúa en el desierto y en el río Jordán. La relación del desierto y el río Jordán resonaba fuerte en el historial del Pueblo y en los corazones de los buenos israelitas, como llamada a la purificación y la conversión: Quinientos años atrás Ciro rey de Persia había invadido Babilonia y había dejado libre Judá que vivía exiliada desde hacía medio siglo: el pueblo vuelve lleno de esperanza a su tierra: le toca atravesar un inmenso desierto y finalmente entrar en el río Jordán para llegar a la tierra de Israel. El baño del agua en el Jordán era signo de purificación, de dejar atrás las idolatrías e injusticias cometidas antes del exilio y volver a una nueva vida de fidelidad al Señor.

La predicación de Juan en el desierto y el baño (bautismo) en el Jordán era una llamada a la conversión y un signo purificador de cambio de vida.

Por otra parte Lucas evoca el clamor de Isaías (40,3-5) cuando invita al pueblo liberado a preparar en el desierto el camino al Señor: De Babilonia a Jerusalén el camino era largo y tortuoso, entre las dunas y los hoyos del desierto... Dice: "Escuchad una voz que grita: abrid en el desierto un camino al Señor, allanad una ruta para nuestro Dios: se levantarán las hondonadas, descenderán los montes y colinas, el terreno escabroso será llano... ".

Estas lecturas en el caminar del Adviento no necesitan grandes comentarios. Son una llamada a atravesar el desierto del retorno y sumergirnos en las aguas bautismales de la conversión.

¿Qué desierto y qué conversión? La respuesta queda abierta en la relación personal con el Señor, a la luz del Evangelio en fidelidad al Espíritu. Nos ayudará Juan el Bautista en el evangelio del próximo domingo; es cuando le preguntaron: Y, pues, ¿qué debemos hacer?

Pongamos especial atención en el salmo, cántico jubiloso de los israelitas en el regreso a la patria camino en el desierto y el paso del Jordán. El pueblo ha pasado por una larga experiencia de infidelidades, de purificación en el exilio y de retorno a Dios:

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía un sueño;
La boca se nos llenaba de alegría, de gritos y risas...
¡Con qué gozo lo celebramos!
Cambia nuestra vida, Señor,

como el agua renueva la
estepa del Negueb....

El gozo, la alegría del Adviento debe traducirse en una actitud de conversión, de renovación de vida.
Recordemos:
- Allanad los caminos del Señor:

Pues, pongámonos en disposición de allanar las irregularidades del camino, con una conversión de corazón.
- Levantad las hondonadas: los desalientos, la baja autoestima, la tristeza, la desconfianza...

Pues, ¡ánimo! ¡levantemos la cabeza alta!: ¡Confianza!
 - Bajad los cerros: el orgullo, la vanidad, la autosuficiencia, la
mirada despectiva...

Pues, sencillez, ¡humildad!

- El terreno escabroso se hará llano: nos sentiremos mejor, más listos para la paz interior, la alegría y la generosidad en la Navidad.

Tipus recurs pastoral: