Domingo XXV del tiempo ordinario

Cicle: 
C
Temps: 
Durant l'any
Domingo, 22 Septiembre 2019
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

¿Astucia, para acumular o para servir?

Tengo la sensación de que Lucas al relatar la ida de Jesús a Jerusalén va recordando varias lecciones anteriores del Maestro y las va añadiendo a este momento cimero de las enseñanzas del Evangelio, camino de Jerusalén. Sea como sea, hoy Jesús insiste en el tema del dinero. Y lo hace con una contundencia tal que termina diciendo: no podéis servir a dos señores... no podéis servir a Dios y al dinero.

Al hablar aquí de riquezas es preciso que pongamos atención. El texto original griego dice "mammón", una palabra cananea que significa "el dios dinero". No se puede servir a nuestro Dios y al mismo tiempo al dios dinero.

Antes de llegar a este punto el evangelista nos describe una parábola de Jesús que a primera vista puede provocar enredos de interpretación. Parece como si hiciera alabanza de aquellos que manejan la astucia para sus manejos económicos. Jesús dice que debemos ser astutos al manejar nuestros bienes de manera que sirvan para el bien de la justicia y el amor cristiano. Advirtiendo que los hijos de este mundo son más astutos en sus abusos económicos que los hijos de la luz para hacer el bien.

No es necesario que demos más vueltas sobre el sentido de las riquezas, que ya el evangelio de los últimos domingos nos lo ha ido poniendo bien claro. Hay que dejar que el Espíritu de Jesús nos convierta hacia unas actitudes más evangélicas de pobreza del corazón, sencillez, desinterés, generosidad, compasión, misericordia...

No podemos permanecer pasivos ante la idolatría del dios dinero que está clavando las garras diabólicas sobre tantos millones de personas que en el mundo viven hundidas en la miseria, la opresión y la desesperación. El dios dinero se mueve con la astucia maligna de fomentar un consumo alborotado y un poder oculto sobre la gente de la calle, amontonando en manos del capital lo que debería ser en provecho de todos.

Los seguidores de Jesús no podemos mirar hacia otro lado para no ver tanto sufrimiento como nos rodea. Queremos ser solidarios de los que se juegan el tipo a favor de la justicia y la paz. Apoyarlos tanto como nos sea posible y actuar en consecuencia con una utilización responsable de nuestros bienes y con un compartir solidario a favor de las personas y familias más desfavorecidas.

Nuestra fuerza está en el testimonio evangélico de una vida sobria y generosa; de un mundo interior que irradia hacia fuera en nuestro entorno más próximo. Los valores personales que nos han sido dados son la mejor riqueza: nuestro tiempo, las cualidades manuales, artísticas, intelectuales, la mirada positiva, la ternura, el saber escuchar, la amistad, y como mejor regalo que en todo esto da brillo: la fe. Una fe vivida en el seguimiento de Jesús pobre, entregado a todos hasta dar la vida.

Tipus recurs pastoral: