Epifanía del Señor

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Navidad
Data : 
Sábado, 6 Enero 2024
Que sintamos, Señor, la alegría de haberte encontrado

Señor Jesús, queremos terminar
las celebraciones del tiempo de Navidad
con el corazón lleno del gozo y la luz
que tu presencia nos ofrece.

A lo largo de este año y de toda la vida
queremos ser, como los magos,
personas que no se cansan de buscarte
ni de descubrir los signos
de tu presencia en el mundo
y que saben indicar a los demás
los caminos que conducen a la humanidad
hacia ti.

Haz que sintamos
y contagiemos a los hermanos
la alegría de haberte encontrado
y de saber que llenas nuestro corazón;
la alegría de haberte ofrecido
y de ofrecerte cada día
lo mejor de nosotros mismos
a través de todos los servicios y atenciones
que podemos brindar a los demás.

Con el salmo queremos pedirte, Señor Jesús,
que el año que ha empezado sea de paz,
de justicia y de bienestar para todos,
especialmente para los humildes y débiles.

Que la Iglesia jamás se olvide de aquellos que
ya no saben en quién apoyarse, sino
que sepa comportarse siempre con corazón
y manos de madre, una madre que actúa
con la misma compasión que tú
manifestaste al vivir entre nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sepamos recibir a Jesús como el mejor de los regalos

La fiesta de Reyes es día de regalos
entre nosotros.
Por eso te pedimos, Señor Jesús,
que sepamos recibirte a ti
como el mejor de los regalos;
que la luz de tu Evangelio llene nuestras vidas,
y que tengamos la capacidad de caminar
cada día
dejándonos guiar por esta luz.

Nos asustan la oscuridad
y el sufrimiento de nuestro alrededor,
pero esto no debe impedirnos trabajar
por aquel Reino
que vemos descrito en el Salmo:
que seamos constructores de justicia y de paz
en el mundo que nos has confiado.

Que tratemos con la mayor dignidad
a los pobres, afligidos e indigentes.
son estos tus preferidos, Señor Jesús:
que lo sean también para nosotros.

Cuando los Magos te encontraron, Señor,
recibieron como regalo una inmensa alegría.
Y comprendieron que no debían andar
por los caminos de Herodes.

Ayúdanos, Señor, a evitar los caminos
del orgullo y de la prepotencia;
del olvido de los pobres
y de la indiferencia por los que sufren.
Enséñanos, Señor, a seguir tus caminos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, abre nuestros ojos y nuestro corazón

Señor, muchos nos emocionamos ayer
viendo la Cabalgata de los Reyes.
El niño que llevamos dentro gritaba con ilusión
y oraba pidiendo soluciones a la crisis
que nos hace cada vez más impotentes.

Señor, nos pides que seamos como niños,
que actuemos con limpieza
y olvidemos los malos momentos.
Quien tiene corazón de niño puede verte
y no teme perder su prestigio
cuando afirma que todo te lo debe a Ti.

En nuestro mundo, Señor, hay muchos Herodes,
quieren hacernos creer que podemos vivir si Ti.
Quieren que olvidemos tu presencia
pero de una manera u otra
siempre te sentimos muy cerca.
Señor, abre nuestros ojos y nuestro corazón.

Señor, en la vida de cada cristiano
hay estrellas y ángeles
que acompañan nuestro caminar.
Gracias, Señor.

Acuérdate de los niños
que hoy no tendrán regalo de Reyes.
Ayuda a los padres que por falta de trabajo
han tenido que reducir gastos
y no encuentran palabras
para consolar a sus hijos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Mi vida, camino hacia Jesús

Jesús,
a lo largo de mi vida he tenido la suerte
de descubrir muchas estrellas misteriosas,
que me han hablado de tu presencia
en el mundo. 

Han sido una invitación a iniciar el camino
con los hombres y mujeres de buena voluntad
para buscar
-puede que sin darme cuenta muy bien-
una manera de vivir y amar
que llene los sueños de mi corazón humano. 

Son muchas las estrellas que continuamente
van marcando el camino que me guía hacia ti. 

Ayúdame a descubrirlas y a seguir su luz
aunque me exijan desinstalarme
y a cambiar actitudes demasiado rutinarias y cómodas. 

Revélate constantemente a mi conciencia
para que cada día sea más consciente
de mí mismo y de mis posibilidades.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Te acogemos con alegría

Hoy, Señor Jesús, es día de regalos.
Es bonito participar de la magia
y de la ilusión de los niños.
Cada niño es una prueba
de tu presencia en medio de nosotros.

Hoy te contemplamos a ti como al niño
que merece los mejores regalos.
¿Qué oro, qué incienso y qué mirra
te puedo ofrecer?

El oro de mis bolsillos tiene que ser para ti
en la presencia de los pobres.
El incienso de mis oraciones
también para ti, pues no vale la pena
quemar incienso para nadie más.
La mirra de mis esfuerzos y sufrimientos,
puesto que el sudor y las lágrimas
son prenda de amor verdadero.

Ningún regalo ni ofrenda que yo te pueda hacer
es comparable con el que tú me haces.
Tú mismo te entregas por todos nosotros.
Por eso te acogemos con alegría,
caminamos hacia ti con premura
y queremos compartirte con toda la humanidad.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que, como los magos, sepa ofrecerte lo mejor de mí mismo

Aquellos magos venidos de Oriente
eran unos hombres sabios, valientes
y llenos de experiencia.
Ningún engaño los desvió del camino,
ninguna dificultad los detuvo,
y se llenaron de una alegría inmensa
cuando la estrella los condujo
hasta el sitio donde estabas, Jesús, con María.

Tú fuiste el gran gozo de su vida,
el regalo venido del cielo
para toda la humanidad.
Por un momento se volvieron niños,
postrados y asombrados ante ti.
Y te ofrecieron lo mejor que tenían:
el oro, porque nada hay más valioso que tú,
el incienso porque nadie es más adorable
y la mirra de les amarguras y los dolores
que podemos descargar en ti.

Gracias, Señor, por el regalo de tu vida entre nosotros.
Que, como los magos,
también yo sepa ofrecerte
lo mejor de mí mismo
y confiarte lo peor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Todos los pueblos son invitados a la salvación anunciada a Israel

Gracias, Señor, por invitar a todos los pueblos
a la salvación anunciada a Israel.
Gracias por guiar a los magos hasta Belén.
Así confirmaste a María y José que las palabras del ángel
no habían sido un invento de su imaginación.

Concédenos la humildad y la fe de estos sabios
que siguieron la luz de la estrella.
Aunque nada indicaba que aquel niño fuera el rey de Israel,
no cayeron en la trampa de las apariencias
y se postraron ante Él.

Jesús, nosotros también queremos reconocer tu realeza
y rendirte el homenaje que mereces.
Porque no eres un rey que defiende los intereses de los poderosos,
sino uno que cuida de los pobres y desvalidos.

Gracias por todas aquellas personas de nuestro entorno
en quienes podemos reconocer tu presencia.
Haz que estemos siempre dispuestos,
preparados para tu venida,
para que podamos recibir los regalos
que nos ofreces por medio de nuestros hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret