La fiesta de Reyes es día de regalos
entre nosotros.
Por eso te pedimos, Señor Jesús,
que sepamos recibirte a ti
como el mejor de los regalos;
que la luz de tu Evangelio llene nuestras vidas,
y que tengamos la capacidad de caminar
cada día
dejándonos guiar por esta luz.
Nos asustan la oscuridad
y el sufrimiento de nuestro alrededor,
pero esto no debe impedirnos trabajar
por aquel Reino
que vemos descrito en el Salmo:
que seamos constructores de justicia y de paz
en el mundo que nos has confiado.
Que tratemos con la mayor dignidad
a los pobres, afligidos e indigentes.
son estos tus preferidos, Señor Jesús:
que lo sean también para nosotros.
Cuando los Magos te encontraron, Señor,
recibieron como regalo una inmensa alegría.
Y comprendieron que no debían andar
por los caminos de Herodes.
Ayúdanos, Señor, a evitar los caminos
del orgullo y de la prepotencia;
del olvido de los pobres
y de la indiferencia por los que sufren.
Enséñanos, Señor, a seguir tus caminos.