Señor Jesús, en este tiempo navideño
que respira alegría e intimidad familiar, te agradecemos
porque te hiciste de nuestra familia humana,
quisiste ser acogido en un hogar y aprender
a relacionarte con Dios y con los demás
acompañado por los padres y por toda la familia.
Te damos gracias también por la familia que nos ha recibido
desde la concepción y nacimiento
y nos ha ayudado y nos ayuda
en el camino de crecer en humanidad y fe;
te damos gracias igualmente por las comunidades
cristianas donde nos sentimos en casa;
y por las instituciones que reciben inmigrantes
o adultos y jóvenes sin familia
y les ayudan a reconstruir sus vidas.
Queremos recordar también
a los que se preocupan por el bienestar de los ancianos;
a los que apoyan y ayudan a parejas
con problemas, a los que acompañan
la preparación para el matrimonio:
que a todos les mueva tu gracia.
Haz, Señor Jesús, que valoremos la belleza
del amor mutuo, la ayuda y cooperación,
la capacidad de sabernos perdonar
y de ayudarnos a superar con buen humor
los problemas de cada día.
Que a ti, Señor Jesús, te concedamos siempre
el lugar más importante en el día a día
de cada una de nuestras familias.