Domingo XXV del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 18 Septiembre 2022
Administrar nuestros bienes siempre al servicio de los demás

Administrar nuestros bienes siempre al servicio de los demás

Quizás la reflexión más profunda hoy
es tomar conciencia del bien común.
Te pedimos, Señor, que agudices nuestra mirada,
porque a menudo nos sentimos atrapados
por una sociedad que nos seduce y nos convence
de tener una mirada egoísta,
que mire por uno mismo,
que se aleje del compromiso por los demás.

Nos quieres hermanos,
comprometidos por el bien de todos
samaritanos que se detienen en el camino
para atender
a tantas realidades desgarradoras
que requieren nuestras manos,
nuestra atención,
la dedicación de nuestro tiempo,
con lo que podamos ofrecer:
escucha, compañía, lucha o donación.

De alguna manera nos invitas
a no quedar parados
frente al dolor, las injusticias, la indiferencia
que es la aliada de quienes anulan
nuestra dignidad
al hacernos olvidar
que también es responsabilidad nuestra
el destino de cada persona, cercana o lejana.

Concédenos, Señor, con el pan de cada día
la fuerza y valentía necesarias
para administrar nuestros bienes
siempre al servicio de los demás.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ayúdanos a orientar nuestra vida hacia el servicio a los hermanos

Dios y Padre nuestro, el apóstol Pablo
nos invita a orar por todos los hombres,
compartiendo tu deseo de paz,
de dignidad y salvación para todos.

Dios y Padre nuestro, tus profetas,
y especialmente tu Hijo Jesús,
nos recuerdan que la idolatría del dinero
es uno de los peores males que nos aquejan.

Por eso te pedimos que nos libres de él
y nos ayudes a orientar nuestra vida
hacia el servicio a los hermanos
como el único modo de servirte a ti
y de enriquecernos como personas.

Dios y Padre nuestro, mucha gente sufre
por la mala administración
de las riquezas que son de todos
y especialmente son un regalo de tu amor.

Infunde coraje a las personas de buena voluntad
para que con imaginación y entusiasmo
nos dispongamos a colaborar contigo
para construir un mundo donde todos
puedan sentirse y vivir como hijos tuyos.

No permitas que caigamos en el pesimismo
ni en el “no hay nada que hacer”.

Que el Evangelio de Jesús nos despierte,
que los profetas de ayer y de hoy
nos hagan sentir hambre y sed de fraternidad
y nos ayuden a abrir nuevos caminos
para vivir como hijos de la luz.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
El pecado siempre nos aleja de los hermanos

Señor, ten presente a todos,
hombres y mujeres,
a los gobernantes y todos los que ocupan cargos,
para que podamos llevar una vida
tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.

Señor, todos hemos encontrado
a lo largo de nuestra vida
personas que nos han ayudado
y valorado lo mejor de nosotros mismos.
Ahora nos toca hacerlo a nosotros.
Nos cuesta y sale el administrador
que yace en cada uno de nosotros.
Limpia nuestro corazón y nuestra mente.

El dinero o las riquezas
son dones que nos has encomendado.
Señor, que los usemos para hacer el bien
y eduquemos a nuestros niños
en el uso correcto del dinero.

El administrador infiel
acepta su culpa y busca la manera
de ponerse en relación con los demás.
El pecado siempre nos aleja de los hermanos.
Este hombre ha actuado egoístamente
y ahora descubre que necesita de los otros.
Señor, que los cristianos
sepamos acoger a las personas
que se han equivocado y quieren cambiar.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
«O Dios o las riquezas»

Señor,
los profetas nos habían dicho
que Dios era dueño del universo,
que nada necesita ni nada quiere
como no sea el corazón y el amor
de sus hijos que tanto ama.

En el Evangelio nos aconsejas
que sepamos «ganarnos amigos
con las riquezas injustas».
Danos un corazón grande y generoso
para que sea Dios nuestro gran tesoro
y el bien supremo de nuestra vida.

Decir entonces «Dios o las riquezas»
será como decir: «solidaridad o egoísmo»
o «en favor de todos o para mí solo».

Danos un corazón grande y generoso
capaz de hacer de nuestras vidas
lo mismo que Jesús hizo de la suya:
«un pan partido para la vida del mundo».

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que mi corazón no se aferre a los ídolos del poder y del tener

Señor, no dejes que mi corazón
se aferre a los ídolos del poder y del tener.
Amarte a ti con todo el corazón
no me aparta de reconocer y de gozar
la bondad de todo lo que has creado,
pero me libera del ansia,
de la avaricia, de la ambición,
del miedo de no tener nunca bastante.

Amarte con todo el corazón
me abre el gozo de compartir,
de dar y recibir sin rebozo
los bienes que has puesto a nuestra disposición
según las necesidades de cada uno.

Entonces el mundo deja de ser
un campo de batalla
de las multinacionales del egoísmo
y empieza a asemejarse a una gran familia,
a aquel paraíso original.
Entonces el dinero
deja de ser un arma peligrosa
y se convierte en un instrumento muy útil
al servicio del bienestar universal.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Te fías de nosotros simplemente porque nos amas de verdad

Señor, gracias por fiarte de nosotros,
pero haznos dignos de esta confianza.

No estamos acostumbrados
a que los demás se fíen.
Vivimos en un mundo de desconfianzas,
de recelos, sospechas y reticencias.
Y nos sorprende que Tú nos tengas confianza.

Somos tan necios que, cuando engañamos,
nos creemos listos;
cuando sacamos un provecho sin ningún esfuerzo,
creemos que somos astutos;
cuando nos aprovechamos de otro,
lo acusamos de ser incauto.

En cambio, Tú levantas al desvalido,
proteges al vulnerable,
tienes predilección por el pobre,
te pones al lado de la víctima.

Nuestro orgullo no nos permite
mirar fijamente nuestra precariedad.
Nos escondemos, nos disfrazamos,
para aparentar que somos fuertes y autosuficientes.

Queremos hacer ver que no te necesitamos.
Nos incomodan los débiles
porque nos recuerdan nuestras carencias.

En cambio, cuando reconocemos quienes somos
nos damos cuenta de tu amor,
entendemos que te fías de nosotros
simplemente porque nos amas de verdad.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret