Domingo VI del tiempo ordinario

Cicle: 
A
Temps: 
Durant l'any
Domingo, 12 Febrero 2023
P. Jaume Sidera Plana, cmf

Jesús nos anima a ser profundamente respetuosos con la vida, con el amor y con la palabra

1. Una escritora encabezaba así su artículo: he abortado, he adulterado... Me extraña tanta frivolidad. Supongo que está contra la pena de muerte. Y que detesta la mentira y la hipocresía. Pero sin darse cuenta ha mentido –ha hecho el “salto” al marido– y ha eliminado una vida contando o no con él. Dice Jesús que el diablo desde el principio es un mentiroso y padre de la mentira. Y desde el bello principio intenta la destrucción del ser humano.

2. Imaginémonos que Jesús se presenta en el congreso de diputados con tres pancartas: no matarás. No adulterarás. No jurarás. O en positivo: Respeta la vida, respeta el amor, respeta la palabra. ¿Lo silbarían? No necesariamente. Jesús los felicitaría por afrontar unos problemas que afectan a ciudadanos de todo tipo. Pero les aconsejaría que hablaran de responsabilidad y de respecto a la conciencia que está por encima de toda ley.

3. Pero no se echaría atrás y mantendría las tres pancartas: NO MATARÁS, NO ADULTERARÁS, NO DIRÁS FALSOS TESTIGOS NI MENTIRÁS. Esto vale para todo el mundo.

4. NO MATARÁS. Caín, ¿Dónde está tu hermano Abel? –No lo sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano? ¡La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra! Después de dos mil años vemos democráticamente eliminada la pena de muerte. Pero se han reservado el derecho de vida o muerte en tres campos. En la interrupción del embarazo o la eutanasia, sin decir que tales interrupciones cortan el curso de una vida. O la guerra. Armar con las armas tan sofisticadas que destruyen las casas pero salvan las personas. Pero son un gran negocio. Como eso de muerte suena mal, lo envolvemos con la mentira. Continuamos haciendo lo que nuestro padre el diablo hacía desde el principio: Engañar y matar.

5. Jesús va más allá: respeta la vida que es el primer don de Dios. Ama al otro como a ti mismo. Trátalo cómo tú quieres ser tratado. No ningunear la dignidad del otro ultrajándolo con el insulto verbal, anulándolo con la calumnia o destruyéndolo moralmente, aunque no se lo elimine físicamente. Nos llenamos la boca con la presunción de inocencia. Pero antes de un juicio justo, la persona ha sido juzgada y condenada. Ya no haría falta el juicio.

6. Jesús es muy claro. No podemos acercarnos a comulgar o rezar el Padrenuestro estando peleados con el prójimo. Demos hoy todo su sentido al gesto de darnos la paz antes de comulgar. Bienaventurados quienes trabajan por la paz. Son veramente hijos de Dios.

7. Jesús planta hoy una segunda pancarta: no cometas adulterio. Respeta el amor humano. El hombre y la mujer no son objetos de usar y tirar. El amor matrimonial en sus diversas formas es una relación de personas adultas enteras. Nada de medias naranjas… Son dos personas enteras que comparten desde su libertad y autodominio un mismo amor y un sublime proyecto de vida. No se trata de un juego de adolescentes, de personas inmaduras. No se trata de machos o hembras sino de personas. Da grima la frecuencia de crímenes, machistas o no.

8. Para proteger la mujer repudiada, Moisés ordenaba darle un documento donde constara su libertad en frente del exmarido. Era una defensa necesaria, entonces y ahora. Pero Jesús mantiene el proyecto de Dios cuando creó al hombre y la mujer a su imagen y semejanza hasta convertir el matrimonio en sacramento, signo visible, de su amor. ¿Y cuándo encontramos los casos concretos en que el ideal no ha sido posible y se ha roto la relación? No juzgar ni condenar. Sin frivolizar por eso el amor humano. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar? ¡Dios nos ha llamado a vivir en paz! (1Cor 7,15).

9. Y una tercera pancarta: Respeta la palabra, que es la expresión de tu honradez y de tu calidad moral. El juramento supone que no nos fiamos del otro, posiblemente porque no nos fiamos de nosotros mismos. Y pensamos que, poniendo a Dios por testigo, –o “mi honor”– nuestra palabra tendrá más valor. Me parece bien que quienes aceptan un cargo ya no juren por Dios o por el Evangelio o ante el crucifijo. Al menos nos ahorramos que tomen el nombre de Dios en vano. Pero todavía me molesta más cuando el personaje jura por su honor y tiene como norma de gobierno la mentira aceptada a todos los niveles.

10. Pecados cometeremos siempre. Pero no los disimulemos ni los rebajemos ni los justifiquemos. Como personas decentes, Jesús nos anima a ser profundamente respetuosos con la vida, con el amor y con la palabra. Posiblemente nuestra vida económica, social y cívica cambiaría radicalmente. ¿Por qué no probarlo?

11. Recordemos las palabras del Siràcida. Empieza con un grito de libertad: Si tú quieres, guardarás los mandamientos: eres tú quien tienes que decidir si te mantendrás fiel. Tengo delante fuego y agua: toma lo que tú quieras. Tengo delante la vida y la muerte: te darán lo que quieras. Dios no manda a nadie que haga el mal ni autoriza a nadie a pecar. Como quien no quiere, el Siràcida afirma nuestra libertad y nuestra responsabilidad. Impresionante. Podemos sembrar el jardín de flores o podemos dejar sembrado de sal el camino que corremos para que no nazca ni florezca nada bueno.

Tipus recurs pastoral: