Domingo II de Cuaresma

Cicle: 
A
Temps: 
Quaresma
Domingo, 5 Marzo 2023
P. Jaume Sidera Plana, cmf

Sintonizar con la voluntad del Padre

1. La vida es un camino hacia una meta más o menos lejana, por un camino a ratos llano, a ratos empinado. De vez en cuando nos paramos a descansar y a recuperar energías mirando atrás para ver el camino recorrido y para mirar adelante para divisar mejor el trecho que nos espera hasta la cumbre.

2. Hoy somos invitados a tomarnos un rato de reposo en la cumbre del Tabor: salir de nuestra rutina y contemplar con Jesús su camino y el nuestro. Tenemos caminantes modélicos y excepcionales: Abrahán, Elías y Moisés. Abrahán es un anciano acomodado, con todo el trabajo ya hecho y haciendo lo que un nómada de su edad podía hacer. De repente oye una voz: Sal de tu tierra, de tu clan y de la casa de tu padre hacia el país que yo te indicaré. Él que creía que ya tenía todo el trabajo hecho, resulta que todavía le queda todo por hacer. Y se pone en camino confiando en la Palabra de Dios.

3. Moisés hace de pastor al pie del Horeb. Por haber dado la cara por la gente de su pueblo, ha tenido que huir de Egipto. Ahora que empezaba a ir bien, oye una llamada: He oído el clamor de mi pueblo esclavo en Egipto. ¡Ea, Moisés! Ve tú a liberarlo. –¿Yo? No sé hablar, no me creerán, el faraón no me hará caso. Y Moisés se pone al frente del pueblo por el desierto hacia la tierra prometida.

4. Elías se ha jugado la vida para salvar el honor de Yahveh en Israel. Solo y desorientado emprende un largo camino hasta el Horeb, la montaña de Dios. Dios se le manifiesta no en el terremoto ni en la tormenta ni en el huracán desatado, sino en la suavidad de una brisa reconfortante. No está solo: hay muchísimos en Israel que no se han arrodillado ante ningún ídolo.

5. Jesús tiene claro su camino: He salido del Padre y vuelvo hacia el Padre. En el Jordán, el Padre lo ha proclamado hijo suyo amado. En el desierto ha tomado conciencia de lo que comporta ser hijo de Dios. Apenas hace seis días, Pedro ha afirmado en nombre de sus compañeros: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo. –Muy bien, Pedro. Dios te ha inspirado. Pero este Mesías ha de subir a Jerusalén, lo juzgarán y lo colgarán en una cruz. –¡No, esto no!, le dice Pedro. Apártate de mí, Satanás... Has perdido la sintonía con el Padre del cielo. ¿En qué quedamos?

6. Subimos al Tabor y oramos con Jesús. Todo él se transfigura. En aquel momento aparecen Moisés y Elías. Y conversan largamente. ¿De qué? De lo que ellos conocen bastante bien: de la salida de Jesús –del éxodo– que él tenía que vivir en Jerusalén. Toda la Biblia, la Ley y los profetas, Moisés y Elías, iluminan el camino que Jesús está dispuesto a recorrer.

7. Pedro, Santiago y Juan se encuentran tan bien allí arriba que querrían alargar eternamente aquel rato delicioso. En este momento resuena la voz del Padre: Este es mi Hijo, mi amado, en quien me he complacido; escuchadlo. Hijo amado y Profeta. Escuchadlo. Sí, Pedro. Jesús es el Maestro. Escúchalo si quieres saber quién es y cómo es.

8. Tú también tienes que hacer tu éxodo, has de salir de tu mundo, de tus ideas y expectativas y tienes que sintonizar con la voluntad del Padre, aunque no coincida con la tuya. Como Abrahán, como Moisés, como Elías. Y ahora como Jesús.

9. Jesús se acerca a los discípulos sobrecogidos y postrados rostro en tierra: Levantaos, no tengáis miedo. Hay que continuar el camino. Se encuentran a Jesús solo. Moisés y Elías se han ido. Con Jesús tienen bastante. Todavía no lo saben todo ni lo entienden todo. Pero lo sabrán y lo entenderán todo cuando compartan la mesa con Jesús resucitado. Jesús les abrirá la inteligencia para que comprendan las Escrituras. Entonces podrán ser testigos de Jesús.

Tipus recurs pastoral: