Domingo VI de Pascua
Como el Padre es AMOR, solo puede conectar quien le ama y se siente amado
1. Después de oír lo que hemos leído en el evangelio, el apóstol Judas Tadeo, pregunta a Jesús: ¿Qué pasa para que te manifiestes a nosotros y no al mundo? Y Jesús le dice: Porque el mundo no me ama ni hace caso de mis palabras. En cambio, El que ama y guarda mi palabra, el Padre lo amará y vendremos y haremos morada en él.
2. Es como si le dijera: Mira, Tadeo, para oír una emisora, has de sintonizar con ella. De lo contrario, por muy buena que sea la radio, no conectarás. Para conocer al Padre, hay que sintonizar con Él. Y como el Padre es AMOR, solo puede conectar con él el que lo ama y se siente estimado de él. La sintonía es el amor.
3. Y una vez sintonizado comprenderás que dentro de ti tienes el Espíritu Santo, que permanece siempre contigo y en la comunidad. Es el Espíritu de la verdad: nos revela quién es Jesús y quién es el Padre. Con esta luz amarás a los hermanos y mirarás con ojos nuevos a los demás, amigos o enemigos.
4. Conoceréis al Espíritu Santo, porque habita en vosotros y estará siempre con vosotros. No es un conocimiento intelectual, sino el que tienen las personas que se aman: esposos, padres e hijos, los amigos.
5. San Agustín se pasó media vida buscando a Dios. Lo buscaba en la creación, en los libros de los sabios, en todas partes. Y no lo encontraba. Hasta que un día se dio cuenta: Claro, Tu intus, ego foras. Yo te buscaba fuera y tú estabas dentro de mí.
6. ¿Habéis tomado alguna vez conciencia del huésped divino que vive dentro de vosotros? La vida espiritual es precisamente la vida del cristiano que habitualmente vive conectado con el Espíritu Santo que lo ilumina, lo defiende, le aconseja y le da una percepción especial de la realidad de las cosas y de los acontecimientos. Intentadlo: cerrar los ojos un rato y en silencio mirar y escuchad dentro vosotros: veréis como sintonizáis con el Espíritu.
7. San Pedro nos dice: Estad siempre a punto para dar una respuesta a quien os pida la razón de lo que esperáis. Serenamente y con respeto. Los cristianos tenemos hoy un gran privilegio: podemos dar testimonio de nuestra fe ante muchísima gente que no cree, o no les interesa o que se confiesan ateos o agnósticos. Vale la pena que nos formemos, nos instruyamos, oremos, aprendamos.
8. El Espíritu Santo nunca hará una hora extra para suplir nuestra pereza mental. Pero cuando hemos buscado y no encontramos, el Espíritu se ocupa a fondo de nosotros. Jesús decía a los apóstoles: Os daré una sabiduría que nadie podrá resistir ni contradecir. La mejor manera de convencer a la gente no es decir grandes razonamientos, sino vivir una conducta limpia y clara y coherente. Cómo decía Ramon Llull: Si no nos entendemos por el lenguaje, entendámonos por amor.