Domingo XXV del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 24 Septiembre 2023
Nos invitas a ser constructores del Reino

Dios y Padre nuestro,
ábrenos el corazón
para dejarnos interpelar por la Palabra
que hemos escuchado en esta celebración:
«Buscad al Señor mientras se le encuentra»;
«llevad una vida digna del Evangelio de Cristo»:
«id también vosotros a mi viña».

Gracias, Padre, porque tu palabra
siempre nos muestra un horizonte más allá
de nuestras pequeñas acciones de cada día,
y nos mueve a caminar
y a crecer constantemente.

Ayúdanos, Padre, a sabernos alegrar
con el bien que hacen los demás,
ayúdanos a saber colaborar
y confiar en las personas,
tal como tú confías en cada ser humano
y lo invitas a ser constructor del Reino.

Que en este mundo donde los últimos
están cada vez más marginados
aprendamos a construir
comunidades fraternas,
a actuar con una generosidad y gratuidad
semejantes a la tuya,
porque no quieres
que nos dividamos entre primeros y últimos
sino que todos puedan vivir con la dignidad
de ser miembros de tu familia.

Que no caigamos en la tentación
de criticar todo lo que se tendría que hacer
o mejorar mientras nos quedamos
de brazos cruzados,
sino que aprendamos a colaborar
en todo lo que dignifica a las personas
y sepamos invitar a otros a hacer lo mismo,
tal como tu Hijo Jesús invitaba a todos
a trabajar en tu viña.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos cuesta mirar a los demás como tú lo haces

Señor, nos cuesta entender tu manera de actuar.
En lo que hacemos, miras la calidad
y el amor que hemos puesto
en lugar de fiarte en la cantidad.
También nos cuesta mirar a los demás
como tú lo haces.

Señor, que nuestro mercado de trabajo
valore la calidad humana que en él se pone.
Que los trabajadores
sean considerados y valorados.

Señor, que trabajemos
pensando que en nuestras manos
está la construcción del mundo y de la sociedad.
Que evitemos la chapuza
y realicemos nuestra labor
de manera profesional.

Señor, que nuestra actividad
dentro de la comunidad cristiana
sea discreta y eficiente.
Que busquemos el bien de los hermanos
y no la paga del elogio o de la alabanza.

Por cuantos han perdido su trabajo.
Ilumina, Señor, a los empresarios:
que vuelvan a crear puestos de trabajo
y encuentren las ayudas necesarias
para poder contratar de nuevo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Alquilados por el propietario

¡Cuánto nos cuesta hacernos una idea
de la amplitud y altura de miras
del Reino del Cielo,
del talante del Padre en sus dominios!
Suerte tenemos de ti, Jesús,
que lo conoces e intentas que lo descubramos.

Nuestro modo de pensar, de valorar,
¡qué alejado está de Dios!
Él no quiere que nadie quede fuera de juego,
ni el más pequeño, ni el menos afortunado.

No hace distinciones,
porque le sobra generosidad.
Su alegría es que todos sus hijos,
hombres y mujeres, niños y ancianos,
pobres y ricos, fuertes y débiles,
experimenten el gozo de sentirse llamados,
de saberse útiles, como jóvenes,
trabajando por el placer y la honra de trabajar,
sin envidias,
por la sola paga de hacerlo en la viña de Dios.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dejarnos interpelar por la Palabra

Dios y Padre nuestro, ábrenos el corazón para
dejarnos interpelar por la Palabra
que hemos escuchado en esta celebración:
“Buscad al Señor mientras se le encuentra”;
“llevad una vida digna del Evangelio de Cristo”;
“id también vosotros a mi viña”.

Gracias, Padre, porque tu palabra
siempre nos muestra un horizonte más allá
de nuestras pequeñas acciones de cada día, y
nos mueve a caminar y a crecer constantemente.

Ayúdanos, Padre, a sabernos alegrar con el bien
que hacen los demás, ayúdanos a saber
colaborar y confiar en las personas,
tal como Tú confías en cada ser humano
y lo invitas a ser constructor del Reino.

Que en este mundo donde los últimos
están cada vez más marginados
aprendamos a construir comunidades fraternas,
a actuar con una generosidad y gratuidad
semejantes a la tuya, porque no quieres
que nos dividamos entre primeros y últimos
sino que todos puedan vivir con la dignidad
de ser miembros de tu familia.

Que no caigamos en la tentación de criticar
todo lo que se tendría que hacer o mejorar
mientras nos quedamos de brazos cruzados,
sino que aprendamos a colaborar
en todo lo que dignifica a las personas
y sepamos invitar a otros a hacer lo mismo,
tal como tu Hijo Jesús invitaba a todos
a trabajar en tu viña.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
No niegas tu Espíritu a quien te invoca

Gracias, Padre, porque haces amanecer
sobre justos e injustos,
porque has abierto las puertas del banquete
a los transeúntes, pobres e inválidos,
porque no niegas tu Espíritu
a quien te invoca.

Gracias porque,
como los buenos padres de la tierra,
no dejas de amar ni niegas el aliento
al hijo que has tenido que regañar.

Así los hijos vamos aprendiendo
que somos amados incondicionalmente,
no como premio de una buena conducta.
Y esto no nos convierte en irresponsables
sino que nos hace más confiados
y agradecidos
y deseosos de esparcir por doquier
el secreto del amor
que nos ha sido revelado.

Si Dios nos ha amado primero,
también nosotros debemos adelantarnos
a amar al prójimo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret