Señor, gracias por enviar
primero a tus profetas
y finalmente a tu Hijo
para mostrarnos el buen camino.
Tú no deseas la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva.
Nos has llamado a trabajar en tu viña,
a colaborar en la obra de la salvación.
Te pedimos perdón porque a menudo
rechazamos el camino que nos propones.
Decimos que sí con los labios,
pero nuestro corazón se aleja de Ti.
Preferimos ir a lo nuestro,
hacer oídos sordos a tu Palabra,
aunque esto nos haga infelices.
Gracias por ser un Dios misericordioso,
por estar abierto siempre al arrepentimiento
de tus hijos e hijas,
por acogernos cuando decidimos volver a casa.
Que tu Espíritu Santo
nos ayude a creer en tus enviados,
a reconocer nuestras culpas,
a arrepentirnos del mal que hacemos.
Entonces podremos recibir tu perdón
y participar del banquete del Reino.