Domingo XXVI del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 1 Octubre 2023
Señor Jesús, ayúdanos a ser coherentes

Señor Jesús: tu sencilla parábola nos delata.
Unos por talante psicológico,
los demás para quedar bien
solemos responder a Dios y a los demás:
«sí, ¡vaya! ¡cuenta conmigo!»
Pero a la hora de la verdad
puede más nuestra comodidad
o nuestros miedos.
Acabamos por no hacer
lo que hemos dicho que haríamos.
El caso es que lleguemos a tener fama
de gente cumplidora y dispuesta,
cuando de hecho es una mera apariencia.

Y tú nos haces dar cuenta
de nuestra incoherencia
en un tiempo
en el que la credibilidad de la Iglesia
está bajo mínimos,
precisamente porque decimos y no hacemos.
O peor: hacemos lo contrario
de lo que decimos y predicamos.

Tú, Señor, que al venir al mundo
le dijiste al Padre:
«he aquí que vengo a hacer tu voluntad»
y de hecho la realizaste
venciendo todo tipo de tentaciones,
ayúdanos a ser coherentes,
o al menos a intentarlo,
a aprender de quienes,
a pesar de haber dicho «no» de palabra
siguen tu evangelio
de amor y misericordia.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que acojamos en lugar de juzgar y despreciar

Señor, la palabra ha perdido su valor.
Demasiadas veces
decimos «sí» para quedar bien.
También nos pasa esto contigo.
Queremos agradarte, te prometemos
muchas cosas y pocas veces las cumplimos.
Señor, ayúdanos a ser sinceros sin herir.

Señor, aumenta nuestra fuerza de voluntad.
Nos cuesta actuar cuando no tenemos ganas.
Nuestros jóvenes
han aprendido muy bien el ejemplo.
Señor, que el «no me apetece»,
no sea el único móvil de nuestras actuaciones.

Señor, nos cuesta entender
que los ladrones, vividores o traficantes
puedan entrar en tu Reino.
Tal vez les sea más fácil
porque sólo dependen de tu amor y tu perdón
mientras que nosotros nos creemos
con derecho por nuestras buenas obras.

Señor, danos un corazón sensible
a las deficiencias propias y ajenas.
Que acojamos en lugar de juzgar y despreciar.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Retomemos el camino...

Comprendemos muy bien, Jesús,
tú que siempre nos hablas del Padre,
que estés siempre dispuesto
a recordarnos su gran bondad.

Este Padre -tan padre por encima de todo-
siempre dispuesto a perdonar a sus hijos,
sólo con que reconozcan el mal que han hecho
y, arrepentidos, se alejen de él.

Padre, recurrimos a ti con confianza
porque no nos pides imposibles,
que nos resulten extremadamente difíciles,
pese a que somos inconstantes e incoherentes,
que tan pronto decimos que sí como que no
para acabar incumpliendo lo que tú querrías.

Permite que con humildad, sin estridencias,
retomemos el buen camino que nos llevará a ti.
Así lo hicieron prostitutas y publicanos...
también nosotros querríamos darte esta alegría.
Este es el momento favorable,
este es el día de la salvación.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ser constructores de tu Reino

Dios y Padre de Jesucristo y nuestro,
nos llena de confianza la oración del salmo
que recuerda que enseñas el buen camino
a los pecadores que somos todos nosotros
y haces caminar a los humildes
–a cuantos tienen corazón abierto y disponible–
por tus sendas de rectitud.

Haz que aprendamos a desear y a pedirte
la gracia de conocer qué quieres de nosotros
y de ser instruidos en tu verdad,
porque a veces nos fabricamos un cristianismo
según la medida de nuestros intereses
y no según la medida de la disponibilidad
y entrega total que vemos en Jesucristo.

Ayúdanos, Padre, a ser capaces de corregirnos
cada vez que decimos un no a tu palabra,
y a no decir jamás un sí apenas con los labios
sin comprometer en él la propia vida;
que aprendamos de Jesús a ser signo
de tu sí inequívoco que desea el bien,
la felicidad y la salvación de todos.

Que nuestra alegría sea ver el bien
y la fraternidad entre las personas,
aceptarte como Padre y actuar
cada vez más con corazón y confianza
de auténticos hijos e hijas a quien tanto amas,
ser constructores de tu Reino
de paz, de justicia y de dignidad.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Se hizo como cualquiera de nosotros

«Tened los mismos sentimientos
que habéis visto en Jesucristo».
Él no se aferró a sus privilegios divinos
y se hizo como cualquiera de nosotros,
y llegó a tocar fondo
para volver al Padre llevando consigo
a toda la humanidad rescatada de la muerte.

Por esto nos conoces tan bien, Jesús,
y no te podemos engañar con palabras piadosas
cuando entramos en la iglesia.
Para ti cuentan los hechos,
las actitudes con que nos comportamos
cuando salimos a la vida de cada día.

En la mesa del banquete celestial
nos tocará sentarnos al lado de adúlteras,
prostitutas, traidores y corruptos.
Algunos te siguieron como discípulos,
camino de Jerusalén.
Quizás no sería mala idea
empezar a acostumbrarnos
a este tipo de compañías
y a no considerarnos mejores que ellos,
porque no hay santo sin pasado
ni pecador sin futuro.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos has llamado a colaborar en la obra de la salvación

Señor, gracias por enviar
primero a tus profetas
y finalmente a tu Hijo
para mostrarnos el buen camino.

Tú no deseas la muerte del pecador,
sino que se convierta y viva.

Nos has llamado a trabajar en tu viña,
a colaborar en la obra de la salvación.
Te pedimos perdón porque a menudo
rechazamos el camino que nos propones.
Decimos que sí con los labios,
pero nuestro corazón se aleja de Ti.

Preferimos ir a lo nuestro,
hacer oídos sordos a tu Palabra,
aunque esto nos haga infelices.

Gracias por ser un Dios misericordioso,
por estar abierto siempre al arrepentimiento
de tus hijos e hijas,
por acogernos cuando decidimos volver a casa.

Que tu Espíritu Santo
nos ayude a creer en tus enviados,
a reconocer nuestras culpas,
a arrepentirnos del mal que hacemos.
Entonces podremos recibir tu perdón
y participar del banquete del Reino.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret