Domingo XXII del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 1 Septiembre 2024
Somos criaturas nacidas de tu Palabra

Señor, gracias por tu Palabra.
No es un mandamiento cualquiera,
es una Palabra viva
que arraiga en nuestro corazón
y nos transforma.

Es portadora de tu sabiduría,
pero también de tu amor,
el único remedio que es capaz de cambiarnos,
de curarnos, de sacar a la luz
los venenos interiores
y de neutralizarlos.

Gracias por tu pedagogía,
por dar una Ley sabia a tu pueblo,
por venir a enseñarnos cómo cumplirla
y no dejarnos engañar con respuestas
fáciles y aprendidas.

Quieres que cumplamos tus preceptos
porque nos sale de dentro,
porque es el deseo más profundo y auténtico
de nuestro corazón.
Quieres hacer de nosotros hombres y mujeres nuevos,
criaturas nacidas de tu Palabra.

Que las heridas de la vida no hagan germinar
las malas hierbas en nuestro corazón.
Que no ahoguen la vida nueva
que has plantado dentro de nosotros.
Que seamos capaces de practicar la religión verdadera:
ayudar a quien lo necesita
y mantenernos limpios
de la malicia del mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, ayúdanos a discernir tu voluntad

Señor, hoy nos adviertes
que el mal está en el corazón,
no en las obras externas.
Danos la fuerza de tu Espíritu
para sanar nuestro interior.

Señor, has plantado en nuestro corazón
tu Palabra. A través de ella orientas
y diriges nuestra vida.

Señor, no quieres
ni relativismos ni absolutismos.
Danos la inspiración
y la sensibilidad necesarias
para discernir tu voluntad.

Señor, nos alertas
del peligro de una religiosidad
vacía de contenido.
Quieres que nos presentemos ante el mundo
como personas honradas, sinceras y honestas.

Señor, el terrorismo, la pornografía,
la violencia y tantos males de nuestro tiempo,
son fruto de corazones y mentes ambiciosas.
Ayúdanos a cambiar nuestro corazón
y a cambiar el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Purificar el interior

Jesús,
me resulta fácil de descubrir y condenar
el mal que veo en la sociedad y en los demás.

Querría que desapareciese y condeno
a todos aquellos que parecen ser los culpables.

Después de leer este evangelio,
te quiero pedir dos cosas importantes:

Primeramente, que antes de juzgar a alguien
como autor y responsable del mal cometido,
tome el tiempo para pensar por qué lo ha hecho
y quien puede ser culpable de que esta persona
haya llegado a esta situación.

También te quiero pedir que me acostumbre
a mirar más allá de lo que veo a primera vista,
para descubrir las intenciones
y los sentimientos.
Tienes razón cuando me dices que el mal,
no viene del exterior
sino que sale del interior.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ayúdanos a tener un corazón capaz de imitarte

Señor Jesús, en tiempos de crisis de valores
nos hace bien orar con el salmo de hoy
y acoger con corazón abierto su propuesta:
vivir honradamente y practicar la justicia,
decir siempre la verdad sin atacar a nadie,
no condenar ni hacer mal a los demás,
usar el dinero para el bien común
evitando el enriquecimiento con la especulación.

A algunos esto puede hacerles sonreír
pero tú, Señor Jesús, actuaste así
y nos dices que esto es posible
en la medida en que el corazón humano se deja llenar
por tu palabra, por el amor de Dios,
por la luz y la fuerza del Espíritu Santo
y por el deseo sincero del bien de todos.

Ayúdanos a tener un corazón
capaz de actuar así, imitándote a ti;
no nos dejes caer en la rutina
o en el conformismo ante el mal
y la injusticia que vemos a diario.

Te agradecemos, Señor Jesús, por todos los que
han podido gozar de un tiempo de vacaciones,
de visitas a parientes y amigos,
de enriquecimiento espiritual.

Y te pedimos por los niños y jóvenes
que dentro de poco volverán a la escuela,
a catequesis u otras actividades parroquiales:
que todo esto les ayude a crecer y a formarse
como personas preocupadas por hacer el bien.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Dios nos hace capaces de amar y de caminar hacia la perfección

Señor, líbrame de los escrúpulos,
de los sentimientos de culpabilidad malignos
que atenazan a algunas personas,
y las hacen sentirse rechazadas por ti.

Claro que hay un sentimiento de culpa sano,
que nos hace reaccionar cuando pecamos
y nos impulsa a reparar el mal cometido
y a retomar el buen camino
confiados en el perdón de Dios,
que es compasivo y misericordioso.

En cambio, el mal espíritu nos engaña
cuando nos quiere hacer creer
que no somos dignos de perdón,
que no nos hemos arrepentido lo suficiente,
que hay que repetirlo una y otra vez.

Dios no nos salva porque somos dignos de ello
sino porque lo necesitamos,
y no nos pide ser perfectos
antes de amarnos,
sino que nos hace capaces de amar
y de caminar, así, hacia la perfección.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que actuemos de acuerdo con la Ley del amor

Señor, nos cuesta encontrar
el equilibrio entre lo que «debe hacerse»
y lo que la necesidad y el amor nos pide.
Que al igual que Tú, Señor,
obremos de manera que las personas
siempre se vean atendidas y valoradas.

Que los cristianos
no temamos las responsabilidades
que nos pida la sociedad.
Que actuemos de acuerdo
con la Ley del amor y trabajemos
por hacer más humana la sociedad
y más llevaderos estos tiempos de crisis.

Una vez más, Señor, muchas personas
encontrarán su empresa cerrada
al volver de vacaciones.
Que nuestros dirigentes y nosotros mismos
dejemos de buscar culpables fuera
y decidamos de una vez por todas
cambiar nuestros hábitos de derroche
y pongamos en marcha
nuestra capacidad creativa.

Que nuestra vida sea oración.
Que en cada momento te tengamos presente
y que nuestra relación contigo, Señor,
sea una relación de amor y compromiso.
Que trabajemos y actuemos
de manera que nuestra vida sea
una liturgia de amor a Ti y a los hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret