Señor Jesús, tú nos invitas
a actuar siempre buscando en todo
la voluntad de Dios
y a no ser mujeres y hombres de corazón duro
en nuestras relaciones familiares y sociales,
en la vida laboral o política;
por eso te pedimos que sepamos imitar
tu modo de tratar a las personas,
siendo imagen viva del amor del Padre;
y que esta actitud se manifieste también
en la relación con los niños.
El mundo está lleno de niños sin escuela, sin hogar,
sin alimentación ni perspectivas de futuro;
que estas situaciones nos conmuevan
y no nos dejen indiferentes, sino que animen
a trabajar por una buena educación en la escuela,
en la vida familiar y en la catequesis,
y a ofrecer nuestro apoyo a las instituciones
que trabajan en defensa de los derechos y
la dignidad de los niños en todo el mundo.
Señor Jesús, bendice y da fuerzas a
las familias que quieren vivir el proyecto de Dios
creando comunión de vida en amor y fidelidad;
danos capacidad de escuchar
y de acompañar con respeto y solidaridad
a las parejas que pasan dificultades
o que están viviendo dolorosos fracasos
en la vida familiar.
Haz de nuestra comunidad eclesial
una familia de hermanos y hermanas que,
con la vida fraterna, la capacidad de perdón,
la mutua acogida y la superación de diferencias
sea testimonio vivo del Evangelio.