Domingo XXVII del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 6 Octubre 2024
Tu Hijo nos ha abierto las puertas de la filiación divina

Señor, gracias porque no has querido que estemos solos.
Nos has dado compañeros
con quien compartir el camino de la vida.
Hombres y mujeres como nosotros,
carne de la misma carne,
para sentirnos acompañados en nuestras dificultades,
miedos, sufrimientos, angustias y soledades.

A veces caemos en la tentación de alejarnos
de quienes has puesto a nuestro lado,
hacemos caso de las voces que nos empujan
a separarnos de nuestros semejantes.
Perdona nuestro orgullo que nos hace creer
que somos autosuficientes y no necesitamos a los demás.

Te presentamos a los esposos y las esposas.
Que sepan ver a su pareja
como un don de Dios para ayudarlos y sentirse queridos.

Gracias, Señor, por enviarnos a tu Hijo.
Compartiendo nuestra condición humana
nos ha abierto las puertas de la filiación divina.
Que, siguiendo su ejemplo,
seamos solidarios con nuestros hermanos
y no nos desentendamos de sus problemas.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, enséñanos a amar sin pretender poseer a nadie

Señor, nos cuesta entender
que las personas son importantes.
Que ser hombre o mujer
no supone superioridad alguna.
El amor es lo único que puede salvar
las relaciones matrimoniales
o de cualquier otro tipo.
Señor, enséñanos a amar
sin pretender poseer a nadie.

Señor, que amemos sin asfixiar.
Que apreciemos a las personas
sin juzgarlas continuamente.
Que nuestras relaciones no nos esclavicen.
Que sepamos decir la palabra adecuada
sin hacer daño.
Que ayudemos sin menospreciar.
Solo así, Señor, nos podremos amar
como Tú nos amas.

Señor, el clima sociocultural
de nuestros tiempos
favorece la inconstancia, la infidelidad,
la superficialidad de los contactos sexuales
y la trivialización
de las relaciones interpersonales.
Ayúdanos, Señor, a reconocer,
que la fidelidad a la persona amada
es un valor exigido
por la misma naturaleza
del amor verdadero.

Cuando un matrimonio fracasa,
hay un profundo sufrimiento
en la pareja y en los hijos.
Que los padres sepan buscar
las soluciones menos dolorosas
y todos nosotros sepamos acompañar
a quienes viven esta situación.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Concede, Señor, el don de la fidelidad a los esposos

Señor, los fariseos querían reafirmar
la supremacía ilimitada del varón en el matrimonio.
Dejas claro que nadie tiene poder sobre otro.
Actualmente seguimos discutiendo cosas parecidas.
Danos sabiduría y un gran corazón
para ver en las personas compañeros de camino
e interlocutores con quien dialogar.

Que ayudemos a los matrimonios
para que en momentos de dificultad
recuerden que han sido creados el uno para el otro
y en común son imagen de Dios que es amor y es relación.

Da madurez a nuestros jóvenes, Señor,
para que puedan desprenderse
de la dependencia paterna y materna
cuando deciden unirse en matrimonio.

Concede, Señor,
el don de la fidelidad a los esposos.
que se amen con ternura,
que se mantengan fuertes en la adversidad
y sientan la ayuda de la comunidad cristiana
en la difícil tarea de educar a los hijos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Importancia de la familia

Jesús,
cuando viniste a habitar entre nosotros,
te quisiste encarnar en una familia
para vivir toda la realidad humana,
desde el nacimiento hasta la muerte.

Tu experiencia te permite transmitirnos
el valor y la importancia de la familia
para el crecimiento equilibrado y sereno de los niños.

Nos dices, que en el proyecto de Dios,
hay estabilidad de la familia
para que pueda ser un lugar privilegiado
donde las personas puedan vivir unas relaciones
basadas en el amor fiel y el don de uno mismo.

Te muestras comprensivo y acogedor
con las madres y con sus hijos pequeños,
que los apóstolos querían echar
porqué estorbaban a los mayores;
tú los coges en tus brazos
y los bendices, imponiéndoles las manos.

Que, en mi vida de familia, sea
acogedor, sencillo y transparente como tú.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Bendice y da fuerzas a las familias que quieren vivir el proyecto de Dios

Señor Jesús, tú nos invitas
a actuar siempre buscando en todo
la voluntad de Dios
y a no ser mujeres y hombres de corazón duro
en nuestras relaciones familiares y sociales,
en la vida laboral o política;
por eso te pedimos que sepamos imitar
tu modo de tratar a las personas,
siendo imagen viva del amor del Padre;
y que esta actitud se manifieste también
en la relación con los niños.

El mundo está lleno de niños sin escuela, sin hogar,
sin alimentación ni perspectivas de futuro;
que estas situaciones nos conmuevan
y no nos dejen indiferentes, sino que animen
a trabajar por una buena educación en la escuela,
en la vida familiar y en la catequesis,
y a ofrecer nuestro apoyo a las instituciones
que trabajan en defensa de los derechos y
la dignidad de los niños en todo el mundo.

Señor Jesús, bendice y da fuerzas a
las familias que quieren vivir el proyecto de Dios
creando comunión de vida en amor y fidelidad;
danos capacidad de escuchar
y de acompañar con respeto y solidaridad
a las parejas que pasan dificultades
o que están viviendo dolorosos fracasos
en la vida familiar.

Haz de nuestra comunidad eclesial
una familia de hermanos y hermanas que,
con la vida fraterna, la capacidad de perdón,
la mutua acogida y la superación de diferencias
sea testimonio vivo del Evangelio.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Acoger a todos sin condenar

¿Qué tenemos que hacer, Señor,
en esta sociedad que no se pone de acuerdo
ni siquiera en la definición de matrimonio?
Parece que solo cuenta
el derecho a convivir con quien quieras
y gozar siempre de satisfacción
afectiva y sexual.

Seguramente tenemos que hacer
lo que hacías tú
tal como vemos en el evangelio:
acoger a todos sin condenar
e invitar a todos a la conversión,
a una nueva vida de acuerdo con la gracia
que Dios derrama sobre nosotros.

Tú no dijiste en ninguna parte, Señor,
que los matrimonios cristianos tienen que ser
los más felices y ejemplares del mundo.
De hecho, tampoco elegiste a tus discípulos
entre la gente más preparada y refinada
de la sociedad.

Pero sí que nos dijiste y demostraste
que Dios tiene un plan para toda la humanidad
y para cada ser humano,
que él nunca se echa atrás
y que su ayuda nunca falla.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret