Domingo XXXI del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 3 Noviembre 2024
El Amor es lo que da sentido a la ley

Señor, gracias por recordarnos
cuál es el mandamiento más importante.

A menudo lo olvidamos, y creemos
que tenemos que hacer grandes sacrificios
o presentar ofrendas para que estés contento.
Buscamos el beneplácito de nuestro ego,
complacer al orgullo que nos hace creer que la salvación
depende de lo que nosotros hagamos.

En cambio, Tú solo nos pides nuestro corazón,
que te amemos por encima
de tantas cosas que aparentemente satisfacen nuestros anhelos,
pero que no terminan de saciarnos.

También quieres que nos preocupemos de nuestros hermanos
y nos dejas muy claro en qué medida lo tenemos que hacer.
Si deseamos para nosotros la comida,
el vestido, el hogar o el trabajo,
debemos procurar que los demás
también dispongan de estos bienes.

Gracias, Señor, por mostrarnos que el Amor
es lo que da sentido a la ley.
Porque si te amamos a Ti y a los demás,
estas normas dejan de ser una carga pesada
para convertirse en un camino de salvación.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Vivir con amor y para el amor

Señor,
como todo lo que haces, tus mandamientos
son un reflejo de tu amor para con nosotros.

Somos débiles, Señor, y necesitamos
sentirte siempre a nuestro lado.

Jesús es el Camino, Verdad y Vida
para quienes ansían vivir en plenitud.

Con su vida y su palabra, nos ha dicho
que sólo hay un mandamiento,
el del amor total y para siempre:
«Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente, con todo tu ser.»

No podemos excluir a nadie de nuestro amor.
Como tú, hemos de amar a buenos y malos
y hemos de aprender a perdonar siempre.

Es fácil comprender tu propuesta,
pero no lo es tanto vivirla día a día.
¡Danos tu Espíritu de amor!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
En el crepúsculo de la vida nos juzgarás en el amor

Qué magnífico es, Señor,
que el primer mandamiento sea el del amor.

No nos juzgarás por la obediencia,
porque sabes que se puede obedecer por miedo,
por rutina, y que incluso
se puede hacer el boicot
mientras parece que se obedece.

No nos juzgarás por el éxito,
por el resultado objetivo de nuestros actos
que tan a menudo terminan en fracaso
pese a las buenas intenciones.
Sabes que somos débiles,
nos fallan las fuerzas y cometemos errores.

No nos juzgarás por el conocimiento
que hayamos podido adquirir,
no nos juzgarás por las oraciones
que te hayamos dirigido: no las necesitas,
es a nosotros que hacen bien.

En el crepúsculo de la vida
nos juzgarás en el amor
y nos salvarás porque tu amor
es más grande que nuestro pecado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret