La Iglesia proclama beatos a 522 mártires del siglo XX

13/10/2013
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El domingo 13 de octubre, desde muy temprano y procedentes de toda España, han empezado a llegar a Tarragona los 320 autocares y numerosos vehículos particulares donde viajaban las 25.000 personas que, poco a poco, iban llenando el patio del Complejo Educativo donde ha tenido lugar la celebración. Esta ha sido la beatificación más numerosa de las 5 que se han hecho de los mártires del siglo XX en España, sumando, hasta ahora, un total de 1279.

La participación de Lleida en este evento ha sido numerosa: 900 personas. Y es que, de las 33 Causas, 5 han sido instruidas desde aquí: el obispo de Lleida, Mons. Salvi Huix i Miralpeix, los “curetes” de Monzón, Mn. Josep Nadal y José Jordán; 68 hermanos maristas, 19 padres mercedarios y 5 carmelitas descalzos.

Dos razones justifican haber elegido Tarragona para este evento: el gran número de mártires de esta diócesis: 147 de los 522; por otra parte, el obispo san Fructuoso y los diáconos san Augurio y san Eulogio, son mártires de Tarragona de los primeros siglos. Los tres fueron quemados vivos en el año 259, por negarse a ofrecer sacrificios a los ídolos, existiendo protocolos notariales de su condena y muerte.

Desde Roma, el Papa Francisco ha querido unirse a la celebración con un mensaje donde ha dicho que los mártires son cristianos concretos que, como Jesús, amaron hasta el extremo, dando su vida. Los asistentes han aplaudido sus palabras. Como Representante suyo, el Cardenal Ángel Amato, Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, ha presidido la celebración, que ha sido concelebrada por numerosos obispos y sacerdotes.

La ceremonia de beatificación ha sido muy rica en símbolos, mensajes, himnos, cantos... tantos que es difícil resumirlo en una crónica. El primero de ellos, la bendición del agua y la sal, y la posterior aspersión pidiendo la protección del Espíritu Santo.

El Arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, en nombre de todos los obispos donde se han instruido las 33 Causas de beatificación, ha suplicado al Representante del Papa la beatificación de los 522 mártires, destacando que, muchos de ellos tuvieron ocasión explícita de evitar el martirio pero que antepusieron con gozo y firmeza la fidelidad al Señor a la propia vida. Como respuesta, el cardenal Amato ha leído la Carta Apostólica en la que el Papa Francisco los inscribe en el libro de los beatos. Ha sido una carta larga donde se han ido proclamando cada una de las 33 Causas. El texto se ha leído en latín, si bien los asistentes han podido seguido por la traducción en castellano o catalán, del folleto entregado para la ocasión. A la vez que los asistentes lo celebraban con un fuerte aplauso, se ha descubierto la totalidad del mural detrás del altar que daba fe de ello. La fiesta de los nuevos beatos se celebrará el día 6 de noviembre.

Un momento especialmente emotivo ha sido la procesión y veneración de la urna que contiene reliquias de los nuevos beatos, seguido de la entrega de una copia de la Carta Apostólica a los obispos de las diócesis en que se instruyeron las 33 Causas, así como a los postuladores de las mismas. Por las Causas de Lleida las han recogido, nuestro obispo Joan, Mn. Joan Ramon Ezquerra y Mn. José Luis Pueyo, de Monzón.

El Cardenal Amato recordó que la Iglesia es la casa del perdón y que no busca culpables, si bien hay que reconocer que los mártires murieron por su fe en Dios, por su amor a todos y por tener a Jesús como el único tesoro. Los mártires nos invitan a la reconciliación y a la conversión de corazón. Muchos de ellos murieron perdonando a sus verdugos.

Antes de terminar la Eucaristía, el Cardenal de Madrid, Mons. Rouco, ha hecho el capítulo de agradecimientos: al Papa Francisco, a los Papas anteriores que también firmaron decretos de beatificación, a los postuladores, a los Promotores de las Causas, a los Voluntarios, a los Medios de Comunicación Social, a la Televisión que ha retransmitido la ceremonia, a los participantes, a los sacerdotes que han animado las comunidades que sirven, etc.

La celebración ha terminado con una triple bendición, como es propio de las grandes solemnidades, y el canto del Virolai.

Desde ahora ya podemos pedir, oficialmente, la intercesión de los mártires-beatos de nuestra tierra. 

Conxita López Torres

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