Morell Cabiscol, Xavier

Fechas
Nacimiento: 
20 de enero de 1910, en Albesa (Lleida)
Profesión religiosa: 
15 de agosto de 1927
Ordenación sacerdotal: 
19 de abril de 1936
Martirio: 
21 de agosto de 1936, en Lleida

El P. Xavier Morell Cabiscol contaba 26 años cuando dio testimonio de su fe el día 20 de agosto con otros setenta y tres entre sacerdotes y religiosos. Entre ellos figuraban sus hermanos de comunidad Agustí Lloses, Lluís Albi, Joan Garriga y Àngel Dolcet. Muy poco antes, logró colocar entre la ropa que entregó para lavar la siguiente carta escrita con la emoción del momento y en un catalán perfecto. El Dios os guarde, que puede sonar algo forzado es el Déu vos guard como saludo normal en catalán. No necesita más presentación:

J. M. J. — Señor don José Morell. Albesa.

Muy apreciados y recordadísimos padres: Dios los guarde. Desde la cárcel, quizá unos momentos solamente antes de entregar mi alma a Dios, quiero dirigirme a ustedes para decirles que muero contento y gustoso, y que ofrezco mi vida y todas mis ilusiones misioneras para el completo y total reinado en España del Sagrado Corazón de Jesús y del Purísimo Corazón de María. No se apesadumbren por mi destino, que es gloriosísimo, pues podrán contar con un hijo mártir, pues sólo por ser religioso estoy encarcelado, y por ser religiosos acaban de caer tres compañeros míos. No piensen ustedes que tenga miedo: ahora más que nunca doy gracias a Dios por haberme hecho religioso y Sacerdote.

Religioso-sacerdote, mártir de Jesucristo...

¿Quieren gloria mayor?

Ahora más que nunca, amadísimos padres, pensaré siempre en ustedes; desde el cielo tendrán un poderoso abogado delante del Señor.

Les escribo en medio del pánico. Perdonen, que no puedo más. En el cielo les aguardo a todos sin faltar uno.

Escriban pronto a mis Superiores de cualquier casa de ustedes conocida y en donde sepan que residen aún, a fin de que se hagan por mi pobre alma los sufragios de Regla a fin de que Dios se compadezca de mis pecados y me dé el eterno descanso.

¡Ánimo! Que sea todo para mayor gloria de Dios y bien de nuestra patria.

Adiós... hasta el Cielo...

Su hijo afectísimo en Jesús y María, Javier, C. M. F.

¡Viva Cristo Rey!

Conmueve por una parte la elevación espiritual y heroica del mártir y al mismo tiempo su humanidad, que, si confiesa que no tiene miedo, reconoce también que escribe en medio del pánico, como Jesús en Getsemaní.

Pero se conserva también otra preciosa carta que escribió naturalmente en catalán a Lluís Tamarit, notificándole el martirio de su hermano el P. Artur:

26 julio 1936. — Muy estimado señor: Dios le guarde. Aprovechando la oportunidad de pasar por aquí algunos de Juncosa que han estado presos en Lleida, quiero dirigirle unas líneas de pésame y felicitación juntamente. Seguramente que ya temería algo semejante. Se trata de su hermano Arturo, Misionero; el día 21 de julio fue apresado aquí en Lleida juntamente con cinco hermanos suyos en Religión, entre los cuales está el que suscribe, el cual pasó toda la carrera con él.

Encarcelados, pues, aquí (le escribo desde la cárcel) pasamos los días hasta el 25 con todas las incomodidades e inconveniencias que usted puede suponer. El día 25 hacia las 4:30 de la mañana entraron unos del Comité con pistolas y máuseres, en nuestra sala, en la que dormíamos 32 amontonados a más no poder; y después de despertarnos con el susto mortal que se puede suponer, el que parecía el cabecilla exclama: "Pobres, todos me dan lástima." Entonces los otros milicianos dijeron: "Pues escoja algunos por lo menos." Y su hermano Arturo fue uno de los privilegiados juntamente con los PP. Torres y Baixeras, también Misioneros. Le digo que fue uno de los privilegiados, porque aquí pasamos tantos sustos mortales, que todos deseamos que terminen pronto con nosotros. Hacia las cinco menos cuarto oímos una serie de descargas y todos suponemos que a esta hora él y sus compañeros murieron mártires de la Religión y de la Patria.

Reciba, pues, mi más profundo pésame por la trágica muerte de su hermano. Pero ya dije que al mismo tiempo le felicito porque ciertamente lo mataron por ser Religioso, pues dijeron que querían matar a todos los Religiosos, y, al escogerlo a él y a los otros, les preguntaron si eran Religiosos. Murió, pues, por ser Religioso; y por consiguiente es verdadero mártir.

Tiene usted un hermano mártir... ¿Quiere gloria mayor? Él desde el Cielo intercederá por toda su familia, y él ruegue por éste su hermano para que Dios se apiade de mis pecados y se cumpla en mí su voluntad. Si desea más noticias de su hermano ya me lo dirá por medio de Remigio, a quien también conozco, si es que salgo de ésta.

De usted afectísimo s. s. en Jesús y María,

Xavier Morell, C. M. F.

La carta refleja bien el temple con que el P. Morell afrontaba la situación y el clima de hacinamiento y de terror que se respiraba en la cárcel de Lleida, sin que por ello perdieran la fe ni la esperanza, pero con una profunda conciencia martirial.

De la infancia del P. Xavier Morell tenemos detalles interesantes que nos ofrece Mn. Alfonso Armengol que fue su profesor en la escuela parroquial y ecónomo de Albesa, el pueblo natal de nuestro mártir. Efectivamente, en Albesa nació el día 20 de enero de 1910. Fue bautizado a los tres días de nacer, el día 23, por Mn. Carles Solé, ecónomo de la Parroquia. Y conforme a una costumbre frecuente en Catalunya recibió los nombres de Francesc Xavier, Baptista y Carles. El 7 de octubre de 1911 fue confirmado por el obispo de La Seu y copríncipe de Andorra Dr. Joan Benlloch Vivó.

 Sus padres eran Josep Morell Térmens, natural de Albesa, y Antònia Cabiscol Pujol, natural de Vilanova de Segrià. Modestos agricultores, de costumbres morales y religiosas ejemplares, constituyendo una de las familias más cristianas de la localidad.

A Xavier le acompañaron dos hermanos, Ramon y Josep. De sus padres recibió con la vida y el sustento el santo temor de Dios, la piedad y la afición a las cosas santas. Fue monaguillo de la parroquia, puntual y respetuoso. No era aficionado a las travesuras propias de los monaguillos.

Recibió la primera comunión el día 4 de mayo de 1919. Desde entonces frecuentó los sacramentos de Penitencia y Eucaristía.

Las primeras letras las aprendió en la escuela parroquial. Demostró pronto un gran talento acompañado de la aplicación y buena conducta. Cuando Mn. Armengol tenía que abandonar la escuela por algún motivo, dejaba a Xavier Morell como sustituto suyo. Fue siempre dócil y obediente a sus superiores y respetuoso con sus compañeros, de carácter bondadoso con todos y caritativo con los pobres. Era un hombre desde pequeño, declara Mn Armengol.

Adolescente todavía, ingresó en Vic en el “postulantado” o seminario menor de los claretianos, que conocía por haber ingresado ya en él Jaume Codina Millàs, su compañero y amigo y lo terminó en Cervera, de donde volvió a Vic a fines de julio de 1926 para hacer el noviciado. Y en Vic emitió su profesión religiosa el 15 de agosto de 1927.

Cursó la filosofía en Solsona y la teología en Cervera. La obligación del servicio militar retrasó su ordenación sacerdotal hasta el 19 de abril de 1936. La recibió de manos del hoy Beato Florentino Asensio, el obispo mártir de Barbastro. De este día nos queda la carta que dirigió con este motivo al P. Jaume Codina y otros varios compañeros claretianos de Albesa:

Recordadísimos y muy amados amigos in Corde Matris: ¡Hola! Temblando todavía por las intensísimas y divinas emociones de estos días de cielo para todos, no sé si acertaré a decirles algo no de las emociones, que no se pueden explicar, sino alguna de las ideas que pensaba expresarles. A todos ustedes mi más afectuosa gratitud porque ciertamente me han acompañado en mi Tabor y me habrán sido una fuerte ayuda para obtener las gracias del cielo que tan abundantes necesitaba y ahora necesito con mucha mayor razón. Que Dios se lo pague con munificencia; esto es lo que he pedido en medio de las emociones de estos días y continuaré pidiendo siempre. No sé cómo expresarles lo que siento en mi espíritu; se siente tan dentro que no hay medio de expresarlo a fuera ni con semejanzas muy alejadas de la realidad. Por esto, uno desea estar solo estos días y a oscuras. Tal vez otros lo confiesen. Tal vez no ha quedado ni uno, tanto de los ordenados como los no ordenados, que haya pagado el tributo de las lágrimas sobre todo el día de las primeras misas. Resultó solemnísimo con extraordinaria asistencia y abundantes comuniones. No escribo más largo porque me es imposible, no sabría decir nada de lo que quisiera decirles. Oren mucho para que sea un sacerdote según el corazón de Cristo. Les envío una afectuosa bendición pidiendo que sea bien efectiva en ustedes. Digan que de los seis a quienes les envié recordatorio les tuve presente de manera especial.

Los compañeros de carrera guardan de él excelente recuerdo. Así el P. Manuel Esqué testificó en el proceso de beatificación:

Era religioso muy observante, notándose que toda su formación científica la orientaba hacia la predicación de la palabra de Dios. Durante los años de teologado fue uno de los escogidos para la enseñanza del catecismo en las diversas iglesias de la ciudad de Cervera y era uno de los asiduos colaboradores en la hojita parroquial “La Festa Santificada”, siendo siempre sus escritos de carácter apologético.

Precisamente se conserva un breve artículo suyo titulado: “L’Apostolat de la Truita”: el apostolado de la tortilla.

Dicen de él que era muy dócil y afable con sus compañeros. Sencillo, amable, aplicado. Se distinguía por su talento práctico.

De los días de cárcel, recuerda del P. Marcelino Bertolín:

Estuve con él en la cárcel aunque no en el mismo departamento, si bien nos juntábamos en el patio, en las horas de paseo, viéndole siempre tranquilo y animado. Según noticias que recibí directamente en la cárcel, el P. Morell fue herido al empujarle “pinchándole en las nalgas”.

Ya había entrado en la cárcel habiendo recibido, al salir de casa, un tiro en la oreja que por esto llevaba vendada. Y consciente de los deberes de su cargo como ecónomo de la comunidad, velaba especialmente por los Hermanos Garriga y Grau que no tenían quien les trajera comida y cena. Él se preocupaba de que se la procurara una familia amiga.