Elcano Liberal, José

Fechas
Nacimiento: 
31 de marzo de 1914, en Olóriz (Navarra)
Profesión religiosa: 
15 de agosto de 1931
Martirio: 
26 de julio de 1936, en Lleida

José Elcano Liberal vio la luz primera el día 31 de marzo de 1913 en Olóriz (Navarra), a la sombra de la peña de Unzué, expresivo símbolo de la firmeza de su fe, la cual, al cabo de unos años, iba a pasar, dolorosa y triunfalmente, por la suprema prueba del martirio. Sus padres fueron Pantaleón Elcano Soto y Evarista Liberal San Miguel. Fue el primogénito de la familia, y a él siguieron otros seis hermanos: Benjamín, Miguel, Trinidad, Lorenzo, Jesús y Mª Natividad. En su casa hubo especial diligencia en cristianarlo, ya que fue el mismo día de su nacimiento cuando recibió las aguas bautismales. Y no menor diligencia hubo en la administración de la Confirmación, recibida el 24 de junio de 1914 de manos del Exmo. José López de Mendoza, obispo de Pamplona. Cuando tenía 7 años, se traslada con su familia a Miranda de Arga (Navarra). Aquí completa la recepción de los sacramentos de iniciación cristiana con la Primera Comunión, recibida el 5 de junio de 1921.

 Miranda ha sido un pueblo de tradición claretiana; no es extraño, pues, que fuera un claretiano -el P. Damián Janáriz- quien le orientara a entrar en su congregación. Lo hizo en el postulantado de Alagón (Zaragoza), el verano de 1926. Tras dos años de estudios, pasó a Cervera (Lleida), donde cursó dos más. Empezó el año de noviciado en Vic (Barcelona), el 14 de agosto de 1930, con la imposición de la sotana; después de profesar el 15 de agosto de 1931, marchó a Solsona (Lleida) para cursar tres años de filosofía y uno de teología (1931-35). Por fin, volvió a Cervera para otro de teología, al cabo del cual vivió la experiencia del martirio.

Los informes de entonces lo señalan como religioso de muy buen espíritu y carácter, de modo que era muy apreciado por los superiores y compañeros.

En los estudios, marca una clara aptitud para las Humanidades: el latín y, sobre todo, la literatura, en especial la poesía, que cultivó con buen gusto y en la que ya de joven obtuvo algún premio.

En las crónicas del filosofado, tan pronto se recoge la noticia de él recitando un discursito en latín con ocasión de la visita de un obispo en la celebración del centenario de la ordenación de san Antonio Mª Claret, como señala la publicación de poemas suyos en alguna publicación claretiana. Por su capacidad y sobre todo por su aplicación, se manifestó ya desde su juventud como una esperanza apostólica y gran promesa para la Congregación.

Todas estas esperanzas quedan truncadas violentamente con su martirio, vivido en comunidad con sus otros catorce hermanos claretianos y acaecido el 26 de julio de 1936 en el cementerio de Lleida. En su casa, produjo profundo impacto la noticia de su muerte. La familia, de fuerte tradición carlista, entiende la causa republicana del conflicto bélico como una manifiesta persecución a la iglesia. Por eso, su padre anima a Benjamín -el hijo que sigue en edad al mártir José- a que se aliste voluntario para ir a defender la religión. Benjamín así lo hace. Al acabar la guerra, éste vuelve de ella sano y salvo, mientras su hermano, ajeno a toda violencia y política, había sido ejecutado a la semana de estallar la contienda. Dios no quiso más muertes en la familia. Una vez más, había sido suficiente la muerte redentora del justo.