Bueria Biosca, Evarist

Fechas
Nacimiento: 
21 de junio de 1913, en Montoliu (Lleida)
Profesión religiosa: 
15 de agosto de 1930
Martirio: 
18 de octubre de 1936, en Cervera (Lleida)

Evarist Bueria nació en el pueblo de Montoliu, en la provincia de Lérida el día 21 de junio de 1913, hijo de D. Evarist Bueria, de oficio tejero, y de Dª. Teresa Biosca. Tuvo tres hermanos y una hermana, Antonia. Pocos días después fue bautizado solemnemente en la parroquia de la Natividad de Montoliu.

Ingresó en el postulantado de Cervera el 20 de diciembre de 1924 para realizar la ante-preparación. El postulantado propiamente dicho lo comenzó con el curso 1925-1926 en Alagón a donde llegó el 19 de agosto de 1925. Aquí comenzó los estudios de Humanidades. En carta que escribió a sus padres para Navidades indicaba que cada vez estaba más contento y que los estudios iban bien. En el verano de 1927 se trasladó a Cervera para continuar los estudios.

Para hacer el noviciado fue a Vic el 30 de julio de 1929. Al día siguiente escribió a su casa diciendo que se encontraba mucho más contento que en Cervera. El día 14 de agosto de ese año tomó el hábito y profesó el 15 de agosto de 1930.

El día 18 de agosto, y no el 16 como se había previsto con antelación, en auto alquilado y habiendo pasado por Sallent a causa de que la carretera de Manresa a Cardona estaba cortada, llegó a Solsona con sus condiscípulos para hacer los estudios de filosofía. En Solsona se encontraba bien de salud.

En el mes de julio de 1931 recibió una carta de su padre en la que le manifestaba su preocupación por la situación política después de la quema de iglesias y conventos del mes de mayo y el nuevo ambiente creado por la República. Él respondió rápidamente el día 10:

«Recibí su última del 7 pasado la cual me alegré muchísimo, por el afecto verdaderamente paternal con que ella está escrita. No teman les repito de nuevo, pues aunque como sabrán por El Iris de Paz el resultado de las elecciones de Diputados para las Cortes constituyentes no es muy halagüeño pero por ahora no hay nada que temer y especialmente en esta ciudad de Solsona en que la gente nos quiere mucho siendo al mismo tiempo la gente muy buena».

Cuando soñaba con trasladarse a Cervera, más cerca de su pueblo, para estudiar la teología, los Superiores decidieron que el primer curso de teología se tuviera en Solsona, lo cual dificultaba un poco las previstas visitas de su familia. Al poco de comenzar dicho curso, el día 13 de octubre de 1932 escribía a su madre:

«Hemos llegado amadísima madre a unos tiempos muy malos, el demonio por medio de hijos del mundo persigue a los Misioneros como también a los que se precian de católicos, por eso amada madre le ruego que encomiende mucho al Señor y al Corazón de María nuestras necesidades; encomiende así mismo a nuestros amadísimos Superiores que tanto trabajan y se sacrifican por nuestro bien; y claro en estas circunstancias tiene mucha preocupación por nuestro porvenir; no deje de hacerlo que bien se lo merecen».

El traslado a Cervera tuvo lugar el día 22 de septiembre de 1933. El viaje se hizo en auto alquilado, que se las prometía muy felices pero fue un chasco porque el auto se reveló un trasto casi inútil. Se paró varias veces y todo el camino anduvo despacio, hasta que en las Olujas se le rompió una biela por lo cual hubo de aguardarse casi una hora para llegar después a Cervera poco más que a paso de hombre y con casi dos horas de retraso ¡en 50 kilómetros!

En los días 12 y 13 de junio de 1935 recibió la primera tonsura y las dos primeras órdenes menores en Solsona de manos del Excmo. Valentín Comellas, Obispo de Solsona.

Cualidades. Informe del maestro: alegre, espontáneo, ligero e irreflexivo. Poco fondo espiritual. Tartamudo no por defecto de los órganos vocales sino por nerviosidad. Es algo retraído. Se enfada pronto, algo desordenado en sus cosas. Poco a poco fue ganando en madurez.

En sus cartas manifestaba gran amor a la vocación religiosa y misionera y siempre pedía oraciones para perseverar y ser buen misionero. También mostraba su afán apostólico haciendo propaganda de revistas y vocaciones. 

Martirio. El día 21 de julio de 1936 al tener que abandonar la comunidad su domicilio por orden del ayuntamiento, el estudiante Evaristo Bueria salió con el grupo mayor en los autobuses hacia Solsona, pero que por imposición de los revolucionarios de Torà tuvo que hacer noche en Sant Ramon. Al día siguiente, 22 de julio, los estudiantes Evarist Bueria y José Loncán fueron llevados al hospital de Cervera. Evarist Bueria padecía una ligera indisposición. En el hospital fue colocado junto con los otros misioneros en las dos salas del piso superior donde hacían vida conventual, o más bien claustral, pues no hacían otra cosa que rezar, prepararse al martirio, sin tener contacto con otras gentes.

Evarist Bueria estaba enfermo del pecho, o sea tuberculoso, enfermedad que sobrellevó con paciencia. Tuvo oportunidades de fugarse del hospital y ponerse a salvo. Así escribe a su madre el día 11 de octubre de 1936, poco después de la muerte de su padre:

«Sra Dª Teresa Biosca.

Muy querida madre. Ya tenía escrita una postal para darle noticias de mi salud pero acabo de enterarme que la enfermedad que padecía el padre de hace tiempo al fin lo ha llevado al sepulcro; es un golpe muy doloroso.

Quizá pueda hacerle compañía a Vd. pues ahora puedo aceptar la invitación que hace tiempo me hizo de que fuera a casa; hasta ahora no he podido por razón de mi enfermedad, ahora estoy algo mejor y más animado y por otra parte los Sres. Administradores del Hospital me dan toda clase de facilidades para ir a Montoliu.

Vea pues si alguien de casa puede venir a buscarme y si no puede ser que al menos me hiciera una visita.

Saludos a José y a Eulalia.

Un abrazo de su hijo Evarist Bueria».

Un día antes del martirio vino su hermana Antonia invitándole a que saliera con ella. Él le contestó que aquel día no podía ir. Quedaron en que al cabo de dos días volvería ella a buscarlo, pero en el ínterin le mataron. También el P. Matute le invitaba a huir porque la Congregación necesitaba gente joven. Según el testimonio de uno de los elementos de la Junta, Evarist no aceptó la invitación porque no podían salir todos sus compañeros y quiso correr la misma suerte que ellos.

La noche del 17 de octubre de 1936 a la intempestiva hora de las 11:30 se presentó el grupo de asesinos capitaneado por Juan Solé y se llevó en un camión a Evarist Bueria y a los otros 10 misioneros claretianos y los fusilaron en el cementerio de Cervera mientras gritaban ¡Viva Cristo Rey!