Gracias, Señor, por el regalo de la vida.
Gracias, porque el nacimiento de un niño
siempre es motivo de gozo y alegría.
Gracias porque son muchas las cosas
que aprendemos del alma de los niños,
que, sin máscaras y con total libertad,
expresan la alegría de sentirse vivos
y nos contagian de ganas de cantar y reír
con su modo de mirar la vida,
las circunstancias y las personas.
En cada bebé hay un proyecto de vida, un don,
una gracia que se convierte
en destello de tu luz en medio del mundo.
Gracias, Señor, por la vida de Juan Bautista,
enviado para dar testimonio de tu luz.
Gracias porque supo vivir
con mirada y corazón de niño
una vida austera, plenamente feliz y libre.
Quizás todo depende del deseo del corazón.
Y a veces nuestro corazón
está tan apretado de urgencias, problemas,
dudas y personas que son un desafío,
que podemos fácilmente tener la sensación
de estar perdidos, sin norte.
Te pedimos que nos regales la capacidad
de saber mirar la vida, las circunstancias
y las personas con ojos de niño.