Conmemoración de los Fieles difuntos

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Santoral
Data : 
Jueves, 2 Noviembre 2023
Gracias por ser una puerta abierta a la esperanza

Señor, gracias por no abandonarnos
en la tragedia de la muerte.
Gracias por ser una puerta abierta a la esperanza,
por ir por delante abriendo camino,
por prepararnos una estancia en la casa del Padre,
por querer que vivamos allí donde Tú estás.

¡Qué gran privilegio,
que hayas dispuesto un sitio para alojarnos!
Nos acoges en tu casa,
nos preparas la mesa,
nos proteges como un muro seguro,
atiendes nuestras necesidades.

Gracias porque cuidas de nuestros difuntos,
de nuestros padres y madres,
abuelos y abuelas,
quizás hijos e hijas,
hermanos y hermanas,
amigos y amigas,
esposo o esposa.

Los echamos de menos,
pero nos consuela saber que Tú los acoges,
y que un día nos encontraremos contigo y con ellos.
Entonces te veremos cara a cara
y celebraremos con plenitud la fiesta del amor.

Esta es nuestra fe
que nos anima a vivir en Ti,
porque, cuando la muerte venga a visitarnos,
nos sentiremos seguros
sabiendo que Tú continúas a nuestro lado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La muerte es una transformación del ser humano

Señor, las estancias
de las que hablas en el evangelio,
las has colocado también en nuestros corazones.
Hoy recordamos con afecto a las personas
que con su dedicación y cariño
nos han dado la vida
y han sido nuestro ejemplo.

Gracias, Señor, porque para los cristianos
el día de hoy no es un día de miedos absurdos.
Las personas queridas que nos precedieron
están a nuestro lado amorosamente.
No juegan a dar sustos,
ni inducen a la droga ni a la destrucción.

Señor, ayúdanos a recordar que la muerte
no es una separación del cuerpo y el alma.
Es una transformación del ser humano.
Que no olvidemos jamás, Señor,
que en el mismo momento en que morimos
resucitamos a una nueva vida,
en la que las personas amadas
siguen teniendo un puesto fundamental. 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nuestros difuntos gozan ya de la Vida

Señor, aceptar el sufrimiento
que no podemos remediar
nos ayuda a recordar la finitud de nuestra vida.
Acoge los sufrimientos que nos superan
como en su momento nos acogerás
a cada uno de nosotros.

Señor, hoy recordamos
a los que se fueron,
creemos que de alguna manera
están con nosotros
porque siguen vivos en nuestro corazón.
Su recuerdo nos hace más sencillo
hablar de vida eterna.

Señor, la palabra cementerio
nos recuerda que nuestros difuntos
duermen el sueño de la paz.
Duermen y al igual que Tú
gozan ya de la Vida.
Una vida que traspasa
nuestra capacidad de comprender.

Señor, recuerda a todas las personas
que han perdido a familiares y amigos
en accidentes o atentados.
Dales consuelo y esperanza. 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que los difuntos se abran llenos de alegría al abrazo infinito del amor de Dios

Hoy te pedimos por los difuntos,
por los que recordamos y queremos
pero también por los que nadie recuerda.

Un niño no puede vivir si no es amado.
El amor y la atención que recibe son el estímulo
que le ayuda a emerger del caos primigenio.

Lo sabemos y, así y todo, el mundo permite
que tantas personas nazcan y vivan
sin conocer el verdadero amor.

Si la muerte es un nuevo nacimiento,
no podemos dejar que los difuntos
abran los ojos a la nueva vida
sin que se sientan acompañados
por el recuerdo, la plegaria, el afecto y el perdón
de los que creemos que un día
nos reuniremos con ellos en la casa del Padre.

Que nuestro amor, humano y débil,
les ayude a vencer el miedo, la culpa
y la vergüenza, y se abran llenos de alegría
al abrazo infinito del amor de Dios.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tu ternura y tu misericordia son eternas

Te damos gracias, Dios y Padre nuestro,
por la esperanza de vida plena que ofreces
y de la que la resurrección de Jesús
es el gran signo y garantía:
haz que nuestra vida esté rebosante de esta luz.

Haz, Padre, que los creyentes seamos capaces
de orientar nuestros pensamientos y acciones
hacia todo lo que puede dar esperanza
y ayudar a las personas a vivir con sentido,
ya que tu ternura y tu misericordia son eternas.

Por eso confiamos a tu misericordia y
ponemos en tus manos amorosas de Padre
a nuestros hermanos y hermanas difuntos,
sabiendo que tú les concedes mucho más
que cuanto podamos llegar a imaginar.

Pedimos especialmente por los difuntos
de nuestras familias y de nuestra parroquia,
por los perseguidos a causa de su fe,
por todos los que mueren cada día víctimas
del pecado de la guerra, de la violencia,
o de la falta de recursos y de amor fraterno.

Pedimos también por los miles que han muerto
cruzando el mar, buscando un futuro más digno
y por todos los que han muerto de accidente,
por causas desconocidas o de modo prematuro.

Que no le tengamos miedo a la muerte, Padre,
sino que nos preocupe el no vivir de acuerdo
con nuestra vocación cristiana.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret