Domingo I de Adviento

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Adviento
Data : 
Domingo, 27 Noviembre 2022
Tú vienes, Señor, para seguir siendo Vida entre nosotros

Debemos aprender, Señor,
a vivir a tiempo de silencio y espera.
Aprender a descubrir sencillamente
tu presencia escondida
en lo pequeño de cada día
que nos hablan de tu voluntad
de acompañarnos siempre.

Debemos aprender a vestir nuestra mirada
de tu luz, que nos deja reconocer
tu huella de bondad y belleza
en toda la humanidad y creación.

Necesitamos aprender
a hacer camino todos los días
con la alegría renovada y confianza firme
que vamos a tu encuentro,
porque tú vienes, Señor,
para seguir siendo Vida entre nosotros.

Enséñanos a escucharnos con más respeto,
que al fondo de nosotros, queda tu Palabra,
siempre sanadora e impactante.
Debemos aprender, Señor,
a vivir a tiempo de silencio y espera.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Aprender cuáles son hoy tus caminos

Dios y Padre nuestro, queremos expresar
la alegría de poder caminar hacia tu casa,
sabiendo que vivir en tu casa
es estar en comunión contigo
y tener el corazón abierto para aprender
cuáles son hoy tus caminos
y cómo podemos caminar a tu luz.

Jesús nos advierte que estemos atentos
y siempre dispuestos a vivir de tu palabra.

Por eso te pedimos, Padre,
que despiertes en nosotros el deseo
de descubrir cada día cuál es tu camino,
el camino que nos conduce a la paz,
que nos hace superar las idolatrías de hoy,
que hace vivir a la humanidad con alegría
y de modo más fraterno,
que ofrece esperanza en medio del desánimo.

Que el Adviento que hoy empieza la Iglesia
renueve y fortalezca nuestra esperanza.

Que la certeza de que Jesús ha venido
y está presente en nuestro mundo
nos mueva a ser sus testigos,
sabiendo vivir y comunicar a los demás
la alegría y la belleza de la fe,
la confianza de ser amados como hijos,
la felicidad de dedicar la vida
a la construcción del Reino
sirviendo a nuestros hermanos y hermanas.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Al final del camino estás Tú

Señor, el evangelio de hoy
se parece a los anuncios de tráfico.
Una llamada deja helado al que contesta:
ha perdido al marido, al padre...
Todos esperamos volver, siempre pensamos
que no puede ocurrirnos a nosotros...
Al cristiano le queda la gran certeza
de saber que al final del camino estás Tú
esperándonos con los brazos abiertos.

Señor, Pablo nos da unos consejos claros
y precisos para estar alerta: «Conduzcámonos
como en pleno día, con dignidad.
Nada de comilonas ni borracheras,
nada de lujuria ni desenfreno,
nada de riñas ni pendencias».
Nos cuesta mantener el equilibrio,
pero queremos conseguirlo.

Señor, en una sociedad como la nuestra,
cuesta ser libres. Nos influyen las modas,
el qué dirán y mil cosas más.
Danos valor para actuar
con naturalidad y libertad.

Señor, tu mensaje no nos evita la inseguridad.
Los creyentes sufrimos
por las mismas causas que los no creyentes,
pero la fe en ti nos permite
descubrirte en los vaivenes de la vida. 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
La salvación está próxima

Jesús, tu nos adviertes
porque nos amas.

Corremos, tanto, el peligro
de ir viviendo como si nada, rutinariamente.
Y entonces es cuando naufragamos.

Pero tú quieres que superemos
todos los diluvios, los malos tiempos.

Ahora nos haces ver
que la salvación está próxima,
que siempre lo está
y más aun cuando, esperanzados,
iniciamos el camino del Adviento.

Queremos estar preparados
para que no nos encuentres desprevenidos
y puedas comprobar con gozo
cuánto te desea nuestro corazón.

Ten compasión de nuestros amigos
que aún no te conocen ni te esperan.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tú nos llamas a esperar el don que viene de lo alto

Nos afanamos por el bienestar,
y a menudo lo buscamos
por los caminos de la evasión:
nos arrojamos en los placeres que nos introducen
en una niebla espesa de sueños irreales,
o bien nos recluimos en un mundo interior,
cerrando los ojos y los oídos a un mundo
que sufre y pide ayuda.

Señor Jesús, tú nos llamas a abrir los ojos
y a vivir atentos y centrados,
sin hacer caso de los cantos de sirena
que ofrecen paraísos artificiales.

Otras veces nos perdemos
por los caminos de la eficacia,
queremos llegar a todo y dejarlo todo atado
como si todo dependiera de nosotros.
Perdemos de vista
que somos contingentes y limitados,
que sólo una cosa es necesaria y mayor
que todo lo que nosotros solos podemos hacer.

Señor Jesús, tú nos llamas a esperar
el don que viene de lo alto,
el único que puede llenar el corazón.
Queremos estar a punto.

"La Missa de cada dia", de l'Editorial Claret
Señor, inunda nuestro corazón del anhelo de encontrarte

Señor, no te canses de venir a nuestras vidas,
aunque estemos distraídos o dormidos.

Despiértanos, sacude nuestros corazones
para que se nos abran los ojos
y podamos captar la belleza oculta
en los acontecimientos,
por cotidianos que sean,
por irrelevantes que nos parezcan.

Inunda nuestro corazón del anhelo de encontrarte,
de un deseo profundo de estar contigo.
Estamos rendidos de tanta banalidad,
de ignorar el verdadero valor
de lo que Tú nos das.

Convierte las espadas y las lanzas de nuestro corazón,
la violencia que permanece en nuestro interior,
en arados y hoces
para que la cosecha sea copiosa,
para que demos fruto abundante.

Prepáranos para la paz,
que renunciemos a las rivalidades
y al afán de protagonismo
para que puedas sosegar nuestros corazones
y nuestras relaciones.

Ayúdanos a subir a tu montaña,
necesitamos ponernos en camino
para encontrarte una vez más.

"La Missa de cada dia", de l'Editorial Claret