Domingo XIX del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 13 Agosto 2023
Señor, no dejes que pierda la confianza en ti

Te doy gracias, Señor Jesús,
porque tu palabra y tu presencia me dicen
que no me deje vencer por el miedo;
te doy gracias por la confianza de saber
que no dejarás que se hunda
la barca de mi vida, ni la de la Iglesia,
porque tu deseo es
que toda la humanidad llegue a buen puerto.

Muchas veces me veo retratado en Pedro
y los demás discípulos, llenos de miedo;
no dejes que pierda la confianza en ti
y haz que me fie más de tu palabra
que de mis propias fuerzas.

Que tus discípulos obedezcamos
a tu palabra de subir a la barca
y cruzar hacia la otra orilla,
donde debemos encontrar a tus hermanos
que aún no te conocen o ya te han olvidado;
ayúdanos a ser una Iglesia
que sale sin miedo al encuentro y que colabora
con cuantos buscan el bien y la paz.

Enséñanos a ser, como tú, personas de oración,
a descubrir en nosotros tu presencia
y la del Padre, y el fuego del Espíritu,
que nos hace capaces de renovar siempre
el entusiasmo evangelizador,
la capacidad de servir y de hacer el bien,
la fuerza para vencer la tentación
de la comodidad
o del miedo de entregarnos totalmente
a ti y a los hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
¿Un fantasma?

Tú Jesús, estás en todo.
Para atender a la gente y despedirla,
para mantener a los Doce a raya haciendo que se adelanten,
para rezar, hablando a solas con el Padre…

Y ¿qué sería, sin ti, de la barca?
Sí, nos hemos embarcado ya en la nave de los apóstoles,
la Iglesia, sacudida por vientos adversos.
Entre las olas, y en tu ausencia,
nos sentimos inseguros. Incluso Pedro.

Y es que querías mostrarnos quién eres,
el Hijo del Padre, a quienes no estábamos
demasiado convencidos.

El agua solamente sustenta
la huella invisible de Dios.
¡Sólo él puede andar por encima!,
solamente él tiene dominio sobre la mar…

Y he aquí que tú le das órdenes.
Y le dices a Pedro que siga el mismo camino…
Él lo prueba, en la noche… pero no se fía.
Si no creemos firmemente en ti, no iremos a ningún sitio.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Renovar el entusiasmo evangelizador

Te doy gracias, Señor Jesús, porque
tu palabra y tu presencia me dicen
que no me deje vencer por el miedo;
te doy gracias por la confianza de saber
que no dejarás que se hunda la barca
de mi vida, ni la de la Iglesia,
porque tu deseo es que
toda la humanidad llegue a buen puerto.

Muchas veces me veo retratado en Pedro
y los demás discípulos, llenos de miedo;
no dejes que pierda la confianza en ti
y haz que me fíe más de tu palabra
que de mis propias fuerzas.

Que tus discípulos obedezcamos a tu palabra
de subir a la barca y cruzar hacia la otra orilla,
donde debemos encontrar a tus hermanos
que aún no te conocen o ya te han olvidado;
ayúdanos a ser una Iglesia que
sale sin miedo al encuentro y que colabora
con cuantos buscan el bien y la paz.

Enséñanos a ser, como tú, personas de oración,
a descubrir en nosotros tu presencia y
la del Padre, y el fuego del Espíritu, que nos hace
capaces de renovar siempre el entusiasmo
evangelizador, la capacidad de servir
y de hacer el bien, la fuerza para vencer
la tentación de la comodidad o del miedo de
entregarnos totalmente a ti y a los hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Amar a los hermanos tal como son

Señor, hazme valiente para navegar
contra el viento hacia la otra orilla
y prudente para no saltar de la barca.

La Iglesia no es un abrigo tranquilo,
el puerto de salvación donde nunca pasa nada.
La Iglesia es un pueblo que camina,
un barco que navega a mar abierto.
El camino no está marcado,
no se divisa la costa, pero no tememos
porque tú estás con nosotros.

Cuando miro a mis hermanos,
todo son defectos. Me estorban.
Son un freno para la Iglesia.
Yo solo llegaría más lejos,
mi testimonio sería más luminoso…

Así me lo parece, a veces.
Te pido, Señor,
que no me dejes caer en la tentación
de creerme el salvador de la Iglesia
y de la humanidad.

El primer testimonio que tengo que dar
es amar a los hermanos tal como son.
El evangelio sólo se puede vivir y comunicar
en el seno de la Iglesia,
donde tú estás presente.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Es necesario que el mensaje recibido se haga realidad de nuestra vida

Señor, gracias por el don de la fe
y por la Iglesia que custodia este tesoro.
Gracias por el sacramento del bautismo,
por nuestros padres y padrinos
y por todas las personas que nos han ayudado
a mantener encendida la llama de la fe.
Sin su testimonio no creeríamos
y tal vez que no te habríamos conocido.

Sin embargo, es necesario
que el mensaje recibido
se haga realidad de nuestra vida.

Te pedimos perdón
porque ante las dificultades,
en vez de confiar en tu Palabra,
a menudo tenemos miedo y dudamos.
Nos creemos valientes y fuertes
porque te sabemos a nuestro lado.
Pero cuando empezamos a hundirnos,
gritamos asustados, como si no estuvieras.
Gracias porque estás siempre dispuesto
a tendernos tu mano.

Señor, ayúdanos a crecer en la fe.
Solo así podremos caminar a tu lado
por las aguas turbulentas de la vida.
Sabemos que el camino no es fácil.
Que tu Espíritu nos acompañe.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret