Señor Jesús,
te damos gracias
porque nos invitas a estar contigo,
a dialogar, a abrirte el corazón
y compartir la amistad;
gracias porque invitas y no impones,
pero siempre estás dispuesto a recibirnos.
Haznos personas atentas a saber escuchar
y acoger tu palabra con corazón abierto,
y tan generosos que podamos decir:
«aquí estoy, dispuesto a cumplir tu voluntad».
Haznos también capaces
de contagiar la fe a otras personas,
comunicando lo que vivimos;
que en la Iglesia valoremos la relación fraterna
en que todos damos y recibimos de los demás,
compartiendo dones
para enriquecimiento mutuo.
Señor Jesús,
los primeros que te hallaron
te siguieron toda la vida:
que tu palabra llegue al corazón
de tantas personas que viven sin objetivos;
de los que impiden a sus hermanos
vivir y crecer con dignidad.
Que todos los que hemos podido conocerte
sepamos manifestar con palabras y gestos
quienes somos y qué sentido tiene la vida,
sepamos decir que tú nos llenas el corazón
y que andar el camino de la vida a tu lado
nos ayuda a ser mejores
y nos hace trabajar
por un mundo con más paz y más justicia.
Al empezar la semana de oración por la unidad
te pedimos que todos los que ya creemos en ti
nos consideremos hermanos
y miembros de la misma familia,
y nos dejemos guiar por tu Palabra.