Dios y Padre nuestro,
empezamos la Cuaresma
pidiendo que, como Jesús,
nos dejemos conducir por el Espíritu
a tiempos de silencio interior
para renovar y fortalecer nuestra fe,
y saber actuar según el Evangelio de tu Reino.
Haznos, Padre, respetuosos
con todo lo que has creado y amas:
con el universo, que es la casa común
de la familia humana,
y especialmente con cada persona,
de quién Tú eres amigo y aliado.
Que sepamos mirar a todos
con tus propios ojos
y jamás con rivalidad o enemistad.
Padre: tú pones tu arco en el cielo
como signo de paz y de alianza
y no como arma de guerra;
y nosotros seguimos peleándonos,
excluyendo y fabricando armas de destrucción.
Ayúdanos a convertirnos,
a creer que el camino
de paz y reconciliación es posible
y el único que conduce a la salvación;
haznos, como Jesús,
portadores de Evangelio.
Que la Cuaresma que empezamos
nos lleve a vivir en actitud Pasqual:
dejándonos transformar
por la vida siempre nueva
que Jesús nos ofrece,
dejándonos guiar por el Espíritu,
que nos hace seguir tus caminos
y nos da fuerza para superar tantas cosas
que aún no hacemos totalmente bien.