Domingo VI de Pascua

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Pascua
Data : 
Domingo, 5 Mayo 2024
Aprender a ser tus discípulos

Señor Jesucristo, te damos gracias
porque nos amas como el Padre te ama a ti,
porque nos comunicas tu alegría
y compartes la amistad con nosotros;
gracias porque nos haces ver, como a Pedro,
que tu amor y el del Padre no excluyen a nadie,
sino que abrazan a toda la humanidad.

Que la fuerza de tu amor, Señor Jesús,
nos ayude a amarnos verdaderamente
entre nosotros, mujeres y hombres
hijos del mismo Padre y hermanos tuyos;
porque nos cuesta saber amar como tú
cuando tenemos prejuicios contra alguien,
cuando nos perjudican; o a las personas que tienen
otra creencia religiosa,
una postura política diferente,
o son de otro país, cultura o lengua.

Si somos sinceros, Señor Jesús,
percibimos que nos cuesta amar
sobre todo porque no queremos salir del pequeño nido
de nuestra comodidad
y no acabamos de aceptar a todos como hermanos;
quizá por eso nuestra alegría
nunca llega a plenitud, como la tuya.

Ayúdanos a dar cada día un paso,
por menor que sea,
en el camino de aprender a ser tus discípulos.

Que nos ayude también María,
la Madre que has dado a todos tus discípulos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, nos has escogido y nos conoces

«Sois mis amigos».
Señor, a lo largo del día
acompasaré esta afirmación
con mi respiración.
Saber que puedo contar contigo
hasta este extremo
me llena de paz y de seguridad.

Señor, la falta de amor es la causa
de muchas de nuestras tonterías.
Tú lo sabes
y nos aseguras que nunca nos faltará
tu afecto sincero y tu presencia,
aunque nos hayan fallado muchas personas,
y aunque muchas promesas de amor
hayan acabado en nada.

Siguiendo tu ejemplo,
queremos amar a las personas
que has puesto a nuestro lado
y queremos actuar con comprensión
cuando no recibamos respuesta.

Señor, nos has escogido y nos conoces.
Nos quieres con nuestros defectos
y con nuestras virtudes.
Sabernos amados de este modo
nos da paz y serenidad.

Señor, que sintiéndonos amados por ti,
seamos acogedores y atentos
con nuestros amigos y conocidos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Ser constructores de la unidad

Señor, a veces nos cuesta entender
que la relación enriquecedora contigo
y con Dios sólo es posible
cuando nace de una buena relación humana.
Tú sabías nuestra dificultad
y por eso pides al Padre que nos ayude.
Danos fuerza y valentía, Señor,
para dejar de lado nuestros individualismos
y ser constructores de la unidad.

Señor, nuestra sociedad
cada día parece más alejada de Ti.
Que nuestra vida y nuestro testimonio
no la aparte.
Que por el amor que nos tenemos
y por la alegría que vean en nosotros
deseen conocerte a Ti.

Señor, ayúdanos a convertir
al pagano que hay en cada uno de nosotros.
Que vivamos nuestro cristianismo
como una relación de amor y amistad contigo,
en lugar de vivirlo como un cúmulo
de obligaciones y prohibiciones.

Señor, que sepamos vivir como amigos tuyos
e hijos muy amados del Padre.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
De la familia de Dios

Jesús,
solo tú puedes hablar así.

Nadie habría osado introducirnos
en la intimidad de la Trinidad
como lo haces tú.

Hablas de nuestra relación con Dios
con las palabras y la confianza
con que tú hablas y te comunicas con el Padre.

Haciéndote hombre como nosotros,
nos uniste tan íntimamente a Dios
que llegamos a formar parte
-realmente– de tu misma familia.

Compartimos un mismo espíritu
y estamos llamados a realizar
el Proyecto del Padre,
que es proyecto de vida y comunión
para todos los hombres y mujeres del mundo.

Ayúdame a ir asimilando todo lo que me dices;
para comprender la Verdad de tu amor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nos has escogido para ser tus amigos

Gracias, Jesús, por amarnos hasta el extremo,
por entregar tu vida por nosotros,
porque, siendo de condición divina,
has querido ser como un hombre cualquiera,
para estar a nuestro lado
en las alegrías y en las dificultades.

Nunca nadie nos ha querido tanto como Tú,
sin merecerlo,
sin haberlo buscado.

Eres Tú quien has venido
por propia iniciativa.
Nos has escogido para ser tus amigos.
Quizás nosotros nunca nos hubiéramos atrevido a acercarnos,
no nos sentimos suficientemente dignos de tal privilegio.

En cambio, Tú actúas movido por la generosidad.
Al conocer nuestras carencias,
te has apresurado a socorrernos,
a cuidar de nuestras debilidades.

Te sientes atraído por nuestra debilidad
como una madre que se desvive por su hijo recién nacido.
Te has hecho cargo de cada uno de nosotros
como el buen pastor que carga con la oveja perdida.

Y la muerte no ha logrado detener
este amor tan grande.
Tú vives para siempre
y sigues amándonos por toda la eternidad.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que tu Espíritu, Señor, restaure la belleza y la pureza original de nuestro corazón

¡Cuántas heridas en nombre del amor!
¡Qué palabra tan ambigua y desgastada!
¡Cuántos crímenes, rupturas
y lágrimas de rabia asociados a esta palabra!

Aún así, tiene un magnetismo indestructible
y ninguna otra palabra la puede substituir,
porque es el principio de toda vida
y su fuente no se puede corromper.

El amor nace de ti, Padre,
se refleja en el Hijo
y por él se derrama sobre toda la creación,
y especialmente sobre nosotros,
creados a tu imagen
y, por lo tanto, capaces de amar.

Que tu Espíritu, Señor,
restaure la belleza y la pureza original
de nuestro corazón, manchado por el pecado.
Que nos dejemos mirar y amar por ti
con tu amor entrañable,
y que así aprendamos a amarnos
unos a otros en toda verdad
y sin reservas.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret