Domingo XVI del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
B
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 21 Julio 2024
Haz de nosotros, Señor, factores de paz y de unidad

Normalmente nos definimos
por contraste con los demás,
convirtiendo las diferencias en oposiciones:
soy blanco porque otros son más oscuros,
soy de aquí porque otros vienen de fuera.

Sin eliminar las diferencias, tú, Jesús,
nos haces entrar en una comunión más honda:
judíos y paganos, hombres y mujeres,
de casa y de fuera, ricos y pobres,
y todas las divisiones que podamos imaginar
quedan fundidas en un solo pueblo,
en la nueva familia de los hijos de Dios
que tú has creado.

Haz de nosotros, Señor,
factores de paz y de unidad
en una sociedad que se fractura
por el egoísmo de unos, el miedo de otros
y la avaricia de unos cuantos.
Que nuestro compromiso por la unidad
no sea por razones de estrategia
o de bondad puramente humana,
sino porque tú has dado la vida por todos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que sintamos que estás en nuestro corazón

Señor, nos sentimos cansados
del ajetreo de la semana.
Necesitamos descansar.
Que sepamos buscar el espacio y el tiempo
que nos ayude a reponer fuerzas
y hablar con la familia y los amigos.

Señor, que sepa abrirme a los demás.
Que tenga entrañas
de misericordia y comprensión.
Que sepa dar gracias
por cuanto me ha dado la vida
y procure hacer más llevadera la cruz
de quienes no tienen trabajo
y pasan dificultades.

Señor, rodeados de gente y de bullicio,
a veces nos sentimos muy solos.
Que en todo momento sintamos
que estás en nuestro corazón.
Que caminas con nosotros
y con nosotros te haces presente en el mundo.

Señor, muchas personas
no encuentran el camino.
Algunos jóvenes sienten
que han perdido el tiempo al no poder
ejercer la carrera que han estudiado,
otros viven sin ilusión ni futuro.
Ten compasión, Señor. Ilumínalos.
Todos podemos hacer algo
en favor de los demás.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
El Domingo, día de descanso y encuentro con el Señor

Señor, que sepamos vivir el Domingo
como un día de descanso y encuentro contigo.
Necesitamos parar y encontrarnos
con nosotros mismos.

Enséñanos, Señor,
a dedicar tiempo para escuchar y compartir.
Que nos sintamos felices
cuando tenemos tiempo para los demás.

Que en nuestras relaciones
sepamos llegar al corazón de las personas.
Que como Tú, Señor, demos seguridad
a los que se sienten abandonados
o poco comprendidos.

Que estos días de descanso veraniego
sirvan para renovar fuerzas
y volver al trabajo con ánimos renovados
y tratemos «entrañablemente»
a las personas que no tienen vacaciones.

Señor, que esta semana dejemos de lado
nuestras elucubraciones y nuestros miedos
y pongamos nuestra confianza en Ti.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Momentos de intimidad

Jesús,
me da mucha paz tu delicadeza,
cuando invitas a los apóstoles a retirarse
a un lugar tranquilo y despoblado.

Sabías que tenían necesidad
de poder explicar,
a ti y a los demás,
lo que habían visto y hecho
durante los días de predicación
de la Buena Noticia.
¡Era su primea experiencia!

Cuando te imagino
caminando con ellos
como el amigo ilusionado
y como el maestro-compañero,
yo también me siento privilegiado
y lleno de confianza.

Descubro tu gran sensibilidad humana
y también la delicadeza
de tu corazón de amigo.

Haz que viva estos sentimientos
siempre que te vengo a encontrar
en el silencio de la plegaria 

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Danos, Señor Jesús, el anhelo de escuchar tu voz

Señor Jesús, te damos gracias
por enseñarnos el valor de la compasión
y de estar disponibles
al servicio de los que lo necesitan,
sobre todo de los que buscan
una palabra de esperanza, de orientación, de ánimo
o tienen necesidad de alguien que los escuche y los acoja.

Gracias por tantas personas que saben hacerlo,
por los que dedican tiempo de este verano
al acompañamiento de niños y jóvenes,
de personas enfermas o minusválidas,
de ancianos o de personas que viven solas;
gracias por los que han dejado
de hacer vacaciones o las harán más cortas
para estar al lado de alguien que lo necesita.

Danos, Señor Jesús,
lo que tenían quienes te buscaban
y que quizás nos falte a nosotros:
el deseo de correr hacia ti,
el anhelo de escuchar tu voz
y de estar a tu lado para aprender
a tener tus mismos sentimientos y actitudes
ante Dios, ante la vida y los hermanos.

Danos también, Señor Jesús, la capacidad
de no pensar tanto en nosotros mismos
y en nuestras necesidades,
para estar disponibles a servir,
a buscar el bien de los demás
y a saber acoger tu palabra.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret