La parroquia Sant Ignasi despide al P. Marc Vilarasau

27/10/2013
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Era de esperar que esta tarde, 26 de octubre, quedara pequeña la iglesia parroquial de San Ignacio de Loyola, de Lleida, para acoger a todas las personas que han querido recordar al jesuita Marc Vilarassau, que murió el pasado día 15. La iglesia ha quedado llena a rebosar, además de la capilla del Santísimo y el vestíbulo. Y es que Marc se hacía querer y por eso tenía tantos amigos.

Como ha dicho el obispo Joan, hemos compartido sentimientos y esperanzas. Emociones contenidas y alguna que otra lágrima a lo largo de la celebración, tanto en los testigos que han hablado, como en el resto de la gente. Ellos han dado gracias a Marc por su testimonio de vida y por ayudarles a amar y seguir a Jesús. Especialmente emotivo ha sido el testimonio de la Dra. Mercè Almirall, que ha explicado la reacción de Marc cuando le comunicó que tenía cáncer: Cada día me pongo en las manos de Dios y ahora, en la enfermedad, también.

La celebración ha comenzado con un audiovisual que recogía fotos de Marc en diversas actividades pastorales, principalmente con jóvenes. Un Marc lleno de vida, feliz con su tarea y que sabía contagiar ilusión por seguir a Cristo. También hemos oído su voz, ya enfermo, hablando de la aceptación de la enfermedad. Aceptación hasta el final en que, momentos antes de morir, decía "Estoy en paz. Puedo irme".

Aunque la eucaristía la presidía el obispo Piris, la homilía ha estado a cargo del jesuita Alexis Bueno, ahijado de confirmación de Marc quien, antes de hablar de su padrino, ha agradecido al obispo Joan su presencia. Y ha dicho de él que tiene detalles muy humanos con las personas y que es un padre para la Iglesia de Lleida. De Marc ha dicho que era una persona enamorada de Jesús. Y enlazando con el evangelio del día, la parábola del fariseo y el publicano, ha destacado que todos tenemos algo de fariseos y publicanos, y que esta parábola pone de manifiesto que la salvación de Dios es para todos. Esta es la buena noticia de Jesús y que sedujo a Marc. La fe, nos llega a través de las personas, y Marc ha dejado huella para conducirnos a Jesús.

A lo largo de la eucaristía han dicho cosas muy bonitas de Marc que, quienes lo conocíamos sabemos que son verdad. Y es de suponer que las personas que han participado lo conocían, pero en el caso de que hubiera alguien que no lo conociera, seguro que después de oír todo lo que se ha dicho de él, y ver el emoción y estimación de los que han hablado, tendría deseos de conocerlo.

Al terminar, el obispo Joan ha dicho que ahora que nuestro amigo Marc está cerca de Dios debemos aprovecharlo y dirigirnos a él. De hecho, a lo largo de la celebración ya lo hemos hecho. Le hemos rezado por las vocaciones a la vida cristiana y le hemos encomendado la Iglesia diocesana de Lleida.

Ha sido una celebración pausada, muy bien preparada, con cantos acompañados de guitarras y otros instrumentos, dentro de una comunidad cristiana viva, con buena presencia de jóvenes, que han recordado una de las máximas de Marc: "La diferencia entre darlo todo o darlo casi todo es infinita".

Estimado Marc, ruega por nosotros, y ayúdanos a enamorarnos de Jesús como tú lo hiciste.

Conxita López Torres