Gracias, Señor, porque en el bautismo de Jesús en el Jordán
nos has revelado que somos tus hijos,
que nos amas
y que te complaces en cada uno de nosotros.
Gracias, Juan, por dedicar tu vida
a cumplir la misión que Dios te había encomendado,
sabiendo que tu bautismo con agua
solo era una prefiguración del auténtico, el del Espíritu,
que clama en nosotros «Abba».
Gracias, Jesús, porque no te apropiaste
de esta experiencia tan extraordinaria
y la quisiste compartir con todo el mundo.
A través de tus apóstoles y de su bautismo
hemos sido llamados a formar parte de tu familia.
Gracias, Espíritu Santo, porque continúas la obra de Jesús,
iluminas nuestras tinieblas,
rompes las cadenas del egoísmo,
nos liberas de la prisión del orgullo.
Que sepamos ser fieles a la gracia del bautismo
y vivir como hijos de un Dios que,
por encima de todo,
es un Padre que nos ama.