Domingo IV de Adviento

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Adviento
Data : 
Domingo, 19 Diciembre 2021
Asumir la misión de colaborar contigo

Gracias, Señor, porque elegiste Belén Efrata,
un pueblo demasiado pequeño para figurar
entre las familias de Judá.
En cambio, de allí surgió el que había de regir Israel.

Gracias porque escogiste una joven,
de un pueblo de Galilea,
para llevar a cabo la mayor de las historias.

Gracias porque no nos reclamas
sacrificios ni ofrendas,
no exiges el holocausto ni la expiación.
Pides una actitud sencilla:
“Vengo a hacer tu voluntad”.

Quieres que renunciemos al protagonismo,
al espejismo de imaginarnos fuertes
y capaces de todo.
Cuando nos damos cuenta de las obras
que puedes realizar con nuestra debilidad
si nos dejamos hacer,
saltamos de entusiasmo.

No recae sobre nuestros hombros
el peso de lo que tiene que ocurrir.
Tenemos la responsabilidad de decirte sí hoy,
de aceptar tus designios,
de confiar y asumir la misión de colaborar contigo,
de ser instrumentos de tu amor.

Así, podemos estar gozosos,
podemos celebrar que estás con nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
«Que demos razones para vivir y esperar.»

María, Virgen embarazada,
Virgen del Buen Parto,
María de la Esperanza,
María de la O, Nuestra Señora de la Expectación.
Tú eres la mejor compañera del Adviento.

Un Adviento de nueve meses
vivido entre dudas y miedos
pero que supiste llevar a buen término.
Ayuda a nuestras jóvenes a vivir su embarazo
con tu alegría y sentido de la responsabilidad.

Señor, ahora que se acerca tu nacimiento,
haz que por una vez
dejemos de ser aguafiestas
y vivamos estos días con alegría,
espíritu de acogida, generosidad
y como dice el Concilio Vaticano II:
«Que demos razones para vivir y esperar.»

Esperar el nacimiento de una criatura
es motivo grande de novedad y de gozo.
«Cuando un niño nace
es señal de que Dios sigue teniendo esperanza
en los hombres.» (Gandhi).
Y, sin embargo, a punto de llegar
el nacimiento de Jesús, sobre José
se cierne la sombra de la duda,
la incertidumbre, la turbación.
Mándanos tu Ángel, Señor, para que
nos conforte y nos haga ver el misterio.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Llena de gracia

María, madre nuestra y hermana,
si ya eras «llena de gracia» cuando el ángel te saludó,
lo fuiste más aún cuando el ángel te dejó.

Llena de gracia,
sentiste la necesidad de hacer trabajar
lo que en ti se había realizado.
Llena de Dios –que es amor y donación-
sentiste la necesidad de darte para compartir
el don inmenso que habías recibido.

Nosotros recibiremos en esta eucaristía
el Pan de vida que tú misma amasaste.

Ruega por nosotros a tu Hijo amado,
para que, cuando salgamos de esta eucaristía,
vayamos decididos «a la montaña»
a poner en práctica el don recibido,
a hacer realidad en nuestra vida
el misterio de muerte y resurrección
-y por lo mismo de vida nueva- que celebramos.

"La Missa de cada dia", de l'Editorial Claret
Que sepamos reconocer tu presencia en nuestras vidas

Dios y Padre de toda la humanidad,
el evangelio habla de la visita de María a Isabel,
y el salmo pide que tú mismo
vengas a visitar a tu pueblo;
hoy te damos gracias porque Jesús
está presente como Dios-con-nosotros
y porque la Navidad que vamos a celebrar
nos dice que, con Jesús, nos das todo.

Por eso no te pedimos que vengas,
porque ya estás con nosotros, sino que
sepamos abrir más el corazón y reconocer
tu presencia en nuestras vidas
y en cada persona a quien tú amas,
tal como María descubrió al Espíritu Santo
presente y actuando en su vida.

Que, como Isabel y María, agradezcamos de corazón
y compartamos con los demás aquellos dones
que de ti recibimos gratuitamente cada día:
la felicidad de creer, la alegría de sentir
tu amor en nosotros y en todos,
la capacidad de hacer el bien y de ayudarnos,
la misión de vivir y comunicar la paz
dejándonos guiar siempre por el Espíritu Santo.

Que esperemos la Navidad
como la esperaron estas dos mujeres
que estaban a punto de ser madres;
y que nuestro modo de vivir
sea signo de que Jesús está presente en el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Padre, estoy aquí para hacer tu voluntad

Vengo a hacer tu voluntad...
Que se cumpla en mí tu palabra.
Jesús y María, Hijo y Madre,
tan parecidos en la disponibilidad
a cumplir la voluntad del Padre.

Tanto que me cuesta a mí decir:
Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras...
¡Como si me diera miedo tu voluntad sobre mí!
¿Es que puedes querer
que me ocurra algo malo?

Ya sé que no, pero me da pereza
dejar de ser el centro de mi pequeño mundo,
perder el control de mis sueños
y dejarme llevar por el gran proyecto
que tú tienes preparado para mí
y para toda la humanidad.
Y me da miedo la cruz, que es el precio
de romper con el mal
que tiene al mundo encadenado.

Que tu Espíritu, Señor,
me mueva interiormente
para que decidido, feliz
y desprendido como María
pueda decir yo también
estoy aquí para hacer tu voluntad.

"La Missa de cada dia", de l'Editorial Claret