Domingo III de Adviento

Ciclo y fecha
Cicle: 
C
Temps: 
Adviento
Data : 
Domingo, 12 Diciembre 2021
No queremos dejarnos vencer por el desánimo

Señor, queremos celebrar todo lo que has hecho por nosotros.
Queremos gritar de gozo,
vivir siempre contentos,
no olvidar nunca
que eres nuestro Creador
y nuestro Salvador.

A menudo nos sentimos derrotados por la vida
y nos dejamos llevar por el abatimiento.
Estamos consternados por tantas desgracias
que sacuden la humanidad.
Pero no queremos dejarnos vencer por el desánimo.
Hacemos un acto de fe y confiamos en Ti,
en tu bondad, en tu poder,
en tu majestad.

Y desde esta alegría,
que brota de lo más profundo de nosotros,
podemos ayudar a quien lo necesita:
atender a quien tiene hambre,
ayudar a quien pasa por un mal momento.

Desde esta convicción íntima
podemos vivir en sintonía con el Evangelio,
transmitir esta alegría profunda,
compartir la esperanza
y actuar según el amor.

Esta es nuestra vocación,
tu propósito al crearnos:
que participemos de la alegría del cielo
dejando que Tú vivas dentro de nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Señor, que sepamos descubrir los profetas de nuestro tiempo

«Alegraos, alegraos,
porque el Señor está cerca.»
Que se refleje la alegría en nuestro rostro
y en el mensaje que transmitimos.

Señor, nuestra cárcel
es más amplia que la de Juan.
Nos sentimos apresados por la incomprensión
e incluso por el desprecio.

A pesar de todo: Creo, Señor,
pero aumenta mi fe,
Tú tienes palabras de vida eterna,
Tú sabes que te amo.

Señor, que nuestras obras
den razón de nuestra fe y nuestro mensaje
y que siempre recordemos tus palabras:
«Lo que hicísteis con los más pequeños
conmigo lo hicísteis.»

Señor, que sepamos descubrir
los profetas de nuestro tiempo,
que no nos limitemos a citar y admirar
a personas que hicieron su trabajo
y dieron su testimonio pero que ya no están
y nos dejaron el testigo a nosotros.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
¿Qué hacemos?

Señor, Jesús,
nos has dado tu Palabra
para decirnos que estarás siempre con nosotros,
para decirnos que -con el Padre y el Espíritu-
harás morada en corazón del creyente,
o que te encontraremos en el hermano solo y desamparado.

Y nos hemos acostumbrado a «saber» que estás cerca,
en el corazón de la Iglesia
y en nuestro corazón.

Pero nos cuesta «sentir» tu presencia
como fuente de vida, de gozo y de esperanza.

La gente preguntaba a Juan «qué debían hacer».
Hoy la respuesta nos viene de tus labios
cuando, después de partir el pan, nos pides:
«Haced esto que mi memorial».

Que el Pan partido que comemos,
nos haga «formar Cuerpo» contigo mismo
y nos haga sentir «un solo Cuerpo» con los hermanos.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Tu palabra invita a la alegría

De todo corazón te damos gracias, Dios nuestro,
porque tu palabra invita a la alegría
y nos ofrece motivos para vivir contentos,
especialmente tu amor de Padre
y la presencia de tu Hijo Jesús entre nosotros;
haz que siempre alimentemos nuestra vida
de las fuentes de salvación, como dice el salmo.

“Que vuestra mesura la conozca todo el mundo”,
nos ha dicho Pablo;
y por eso te pedimos que sepamos
tratar a todos con respeto,
valorando a las personas, creando lazos
de fraternidad y cooperación,
ayudando a llevar el peso de la vida
a los que más sufren y procurando no ser nunca
un peso para nadie.

Que sepamos aproximarnos especialmente
a quienes no encuentran motivos para la alegría
o los tienen sólo superficiales y pasajeros
que no llenan el corazón ni dan sentido a la vida.

Que sepamos vivir escuchando tu palabra,
atentos a la luz del Espíritu que hemos recibido,
con los ojos y el corazón abiertos al mundo
y a la vida de nuestros hermanos,
y siempre nos preguntemos: “¿qué debemos hacer?”

Danos generosidad para saber responder
como Juan pedía a sus oyentes:
saber compartir nuestros bienes y cualidades,
ser honestos en todos los campos de la vida,
no recurrir jamás al uso de la violencia,
ni con palabras, ni con acciones o actitudes
de rechazo o desprecio,
para que nuestra vida vaya adquiriendo
la calidad de buen trigo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Nada nos apartará de tu amor

Qué bello es vivir, Señor,
cuando sabemos que tú estás cerca.

Tenemos problemas y enfermedades como todos,
pero podemos vivir contentos
en tu presencia, sabiendo que nada
nos apartará de tu amor.

Vivimos entre engaños y abusos como todos,
pero podemos ser amables con todo el mundo
porque sentimos que así es
como nos tratas tú a nosotros.

Vivimos entre incertidumbres y amenazas,
como todos, porque la vida es insegura,
pero nada nos inquieta
porque en ti hemos puesto la confianza.

Cuando nos asaltan los temores y las dudas
acudimos a ti en la oración,
porque tú nos escuchas
y cuidas de nosotros,
y sabemos que nunca nos dejarás solos
después de haber dado la vida por nosotros
en la cruz.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret