Domingo XXXII del tiempo ordinario

Ciclo y fecha
Cicle: 
A
Temps: 
Tiempo ordinario
Data : 
Domingo, 12 Noviembre 2023
Tu sabiduría nos muestra el camino de la felicidad

Señor, gracias porque nuestro futuro está en tus manos.
Por más que nos inquietemos,
hay muchos factores que no controlamos.
De repente, un incidente imprevisto
puede dar un vuelco a nuestras vidas.
No somos dueños de nuestro destino.

Pero no podemos abandonarnos a la desesperación
ni tampoco a la desidia.
Tenemos que poner todo de nuestra parte
y confiar plenamente en tu bondad.
Debemos trabajar duro como si todo
dependiera de nosotros,
y abandonarnos a tu amor sabiendo que todo depende de Ti.

Tu sabiduría nos acompaña,
nos muestra el camino de la felicidad.
Nos hace estar atentos a los signos de la vida,
para estar en disposición de recibirte en cualquier momento.

Tú nos visitas de improviso,
de repente te haces más presente.
Pero reclamas nuestra respuesta,
debemos estar preparados, vigilantes,
para no pasar de largo
cuando estás a nuestro lado.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Cumplir con fidelidad la misión

Señor,
tú quieres que sea responsable aquí en la tierra
y que viva con fidelidad el presente,
pero siempre con la mirada puesta en el futuro.

Ahora, mi vida es un tiempo de espera activa.

No puedo amodorrarme en la oscuridad de la inactividad
ni dejar apagar la antorcha que tengo en las manos.

Por eso,
constantemente tengo que hacer provisiones de amor
para que la llama del servicio y de la creatividad
esté siempre bien encendida y dé luz
para mí y para los demás
e invite a todo el mundo a recibirte.

La espera de tu venida definitiva
tiene que iluminar de esperanza
el pensamiento y el corazón.

Así, cuando llegues
me encontrarás despierto y a punto.

Saber que estás viniendo
y que llegarás por sorpresa
no me dará nunca miedo; más bien me dará paz
y llenará el corazón de esperanza y de alegría.

¡Ayúdame a mantener mi antorcha
bien encendida!

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Queremos caminar, Señor, seguros de tu presencia

Señor, mientras caminamos por este mundo,
estamos en un momento de espera
y, a menudo, este momento
suele ser más noche que día.
Queremos caminar, Señor,
seguros de tu presencia.

Señor, casi al final del año litúrgico,
el evangelio nos plantea el reto
de identificarnos con las vírgenes necias
para que podamos tomar el tiempo suficiente
para salir de nuestra insensatez y superficialidad
y caminar hacia la participación plena
en la sabiduría del amor.

Señor, las vírgenes necias
tenían poco interés por la boda del novio.
No les importaba el ridículo
que pudiera hacer ante los invitados.
Danos, Señor, la intuición necesaria
para conseguir que este mundo
sea cada vez más hermoso
y la convivencia más pacífica y enriquecedora.

Señor, nos recuerdas
que es una insensatez escuchar el evangelio
sin esforzarnos en hacerlo vida
y que es necedad
querer hacerte presente en el mundo
con una vida apagada y sin entusiasmo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret
Que vivamos siempre en esperanza

«¡El esposo ha llegado ¡Salid a recibirlo!».
Señor, ojalá que me pilles despierto
cuando te presentes en mi vida:
─en la persona del amigo inoportuno
que necesita ser escuchado ahora mismo,
─en el momento de tomar una decisión
en que tengo que optar entre mis intereses
o el bien mayor que puedo hacer,
─en la enfermedad que me limita
y me hace perder las ganas de vivir,
─en la rutina diaria de la familia y el trabajo,
que es el modo ordinario que ofreces
para crecer en el amor y encontrarme contigo.

Señor, tú eres el esposo que esperamos.
Ojalá que vivamos siempre en esperanza,
es decir, en actitud de espera activa,
sin conformarnos con los pequeños placeres
de este mundo que pasa
ni dormirnos en una rutina inconsciente.
Que el día que entremos en la fiesta del amor
podamos gozar de ella
y comprender su lenguaje.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret