El leridano P. Josep Maria Abella, reelegido Superior General de los Misioneros Claretianos

24/08/2009

Los Misioneros Claretianos están de enhorabuena: hoy, 24 de agosto, en Roma ha sido reelegido en Capítulo General el Rm. P. Josep Mª Abella para otros 6 años.

P. Josep M. nació en Lleida el 3 de noviembre de 1949, en la calle de la Palma. De jovencito ingresó en el seminario claretiano de Cervera e hizo los votos religiosos en Vic el 22 de agosto de 1966. Fue destinado al Japón en 1969, antes de recibir la ordenación sacerdotal el 12 de agosto de 1975.

Domina el catalán, el castellano, el francés, el portugués, el italiano y el inglés y conoce perfectamente el japonés y la cultura del Japón donde ha ejercido un largo ministerio.

Fue durante seis años coordinador del equipo de animación misionero en el arzobispado de Osaka, y trabajó en la pastoral parroquial y juvenil. Dedicó también mucha atención a la formación de laicos cristianos.

Durante 12 años estuvo al frente de la Jefatura de Apostolado. En el Capítulo general de 2003 fue elegido Superior General de la Congregación de los Claretianos y ocupa el XII lugar en la línea de superiores generales del Instituto a partir del fundador san Antonio M. Claret.

Sus cargos lo han obligado a viajar por todas partes del mundo visitando y animando las comunidades y abriendo la Congregación a la China, a Indonesia, a Corea y a diversas naciones africanas.

Tomó parte activa en el Sínodo sobre la Palabra de Dios. El P. Abella hoy es seguramente el mejor y más cualificado mensajero de la ciudad de Lleida. Nunca ha escondido sus raíces leridanas. Los claretianos de todo el mundo conocen nuestra ciudad, donde Mn. Anton Claret fue renombrado como Padre Claret. El amor al terruño donde ha nacido le ha dado una especial sensibilidad para captar las diversas sensibilidades de los países, culturas y lenguas de todas partes.

Él asistió a la inauguración de la nueva Parroquia de San Antonio María Claret, en el barrio de Balàfia y visita a menudo nuestra ciudad para ver a sus familiares y para convivir con los claretianos que forman la Comunidad parroquial de Balàfia.   

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