Ascensión del Señor

Cicle: 
C
Temps: 
Pasqua
Domingo, 2 Junio 2019
P. Josep Vilarrubias Codina, cmf

Subió al cielo

Lo decimos siempre que recitamos el credo. ¿Hemos caído en la cuenta de lo que estamos diciendo? Estamos en uno de los momentos cumbre en la historia de la salvación.

Tampoco aquí las palabras llegarían demasiado lejos. El pasado domingo proponíamos una profundización en línea contemplativa. Hoy será bueno dejarnos empapar del texto de Pablo a los Efesios: que Dios Padre nos conceda los dones espirituales de una contemplación profunda para que conozcáis a que esperanza nos ha llamado...

Nos encontramos en el gran momento en que Jesús, cumplida su misión salvadora lo pone todo en manos de los testigos, la Iglesia naciente:

- Id y anunciad por todo el mundo todo lo que habéis visto y oído.

. Como el Padre me ha enviado así os envío a vosotros.

. Tendréis la fuerza del Espíritu Santo.

. La nueva ley que os hará vivos es que os améis como yo os he amado.

. Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.

Desde ahora Jesús seguirá presente en forma invisible. La nueva presencia visible de Jesús será la comunidad de creyentes, la Iglesia.

La Iglesia se convierte en sacramento de la presencia de Jesús en el mundo.

Releyendo mi reflexión del año pasado sobre el misterio de la Ascensión no sé hacer otra cosa que copiarme a mí mismo. A los que en aquel entonces ya me seguíais no os vendrá de nuevo y os ayudará a profundizar.

La Ascensión del Señor forma parte de una única realidad que celebramos diversificada en tres momentos del año litúrgico: Resurrección, Ascensión y Pentecostés. El proceso cronológico de las tres celebraciones responde a nuestra condición humana, inmersos como estamos en el tiempo y en el espacio. En Jesús todo es una sola cosa: su glorificación que celebramos en la Resurrección, que profundizamos en la Ascensión y que nos invade en Pentecostés.

Podemos decir que la Ascensión es:

* "Punto de llegada" de la misión de Jesús evangelizador
* y "punto de
partida" de la misión de la Iglesia, nuestra misión.
* Todo en una misma dinámica
del Espíritu que mueve a Jesús en la actividad del Anuncio del Reino y que
mueve la Iglesia en la evangelización.

La glorificación pascual del Señor, en los textos del Nuevo Testamento se formuló así en el lenguaje cultural y simbólico de la época:

- "Se elevó ante ellos; una nube se lo llevó y dejaron de verlo". "Sube al cielo". El cielo azul que los mortales vemos mirando hacia arriba, y entre nubes, era símbolo ancestral de la presencia universal de Dios, pero el cielo de Dios no se dibuja en vertical ni en horizontal, es una dimensión que lo engloba todo, que está en todo y que todo lo trasciende.

- La nube es expresión de la Presencia de Dios.

-"Está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso": significa que Jesús, el Hijo, tiene parte en la divinidad del Padre. Dios no está sentado en un asiento sobre nubes, con derechas o izquierdas, sino que Dios Padre está presente en todo y en todas partes: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu santo.

- "Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo": Significa que Cristo nos confía para siempre su misión evangelizadora animada por el mismo Espíritu que le animaba a Él.

- "Él irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo" (lo leemos en el evangelio de Marcos unos versículos antes de lo que hoy hemos escuchado). Ir a Galilea significaba reiniciar el camino que el Maestro había hecho con ellos, que lo habían seguido y podían dar testimonio.

Galilea, hoy para nosotros es el mundo que nos toca vivir: estamos llamados a hacer presente lo que los apóstoles vivieron y que hoy conocemos a través de los relatos evangélicos.

"Dentro de pocos días seréis bautizados con el Espíritu Santo", el Espíritu que él mismo prometió en la última cena, el Espíritu que nos entregó en la Resurrección y que celebramos en Pentecostés.

En la Glorificación de Jesús, pues, nos hemos encontrado con esto: que en la Galilea de nuestro entorno somos signo de la presencia salvadora de Cristo. Por la actuación del Espíritu.
Lo de la piel o la cáscara de
los frutos: la cáscara son los relatos, pero si miramos el interior nos
encontramos con el verdadero significado de los textos. Hoy lo hemos intentado
y hemos encontrado una clave en el envío a Galilea, nuestro envío.

Somos invitados a proclamar y celebrar la glorificación del Señor:

* Cultivando en nuestros corazones las oraciones de glorificación, de alabanza, de contemplación. Lo que decimos en el Gloria de la Misa: "te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias...".

* Al hacer el camino de Jesús a Galilea, lo anunciamos con nuestros hechos, con nuestra manera de actuar hacia otros, particularmente los más heridos por la vida, tal como hacía Jesús, tal como él quiere hacer desde nosotros, empujados por su Espíritu.

Es el Espíritu Santo que nos empuja a participar de la Ascensión de Cristo: su glorificación.

Y el próximo domingo, PENTECOSTÉS.

Tipus recurs pastoral: