Dios y Padre nuestro, queremos iniciar el año
dándote gracias porque siempre
nos bendices, nos proteges
y nos ofreces la paz.
Como María, madre de Jesús y nuestra,
ayúdanos a ser personas de corazón abierto
para poder acoger cada día tus dones,
en especial para poder recibir, meditar y vivir
tu Palabra que es fuente de luz y de vida.
Si tú, que eres nuestro Padre,
deseas llenar nuestra vida con tus dones,
ayúdanos a vivir de tal modo
que andemos por el mundo derramando
tu bondad, tu amor y tu paz.
Que no haya personas que se alejen de ti
debido a nuestro egoísmo, nuestra poca fe,
o nuestra falta de testimonio.
Ayúdanos, Padre, a dar un testimonio de vida
que contagie el deseo
de ir al encuentro de Jesús,
de encontrarlo, como los pastores
lo encontraron con María y José,
y de vivir la gran alegría
de saberse salvados por Él
y, unidos a Él, poderte llamar «¡Abba, Padre!»