Conmemoración del 150 aniversario de la muerte del P. Claret en la parroquia claretiana de Lleida
Cada 24 de octubre la parroquia San Antonio Mª Claret de Lleida celebra su fiesta patronal, que este año además ha coincidido con la clausura de los actos de conmemoración del 150 aniversario de la muerte del P. Claret. Y lo ha hecho con una Eucaristía concelebrada por los 4 sacerdotes que forman la comunidad claretiana en el barrio leridano de Balàfia: P. Jaume Sidera, P. Josep Mª Vilarrubias, P. Nemesi Solà y P. Dion Paskali; y un buen grupo de fieles, a pesar de las restricciones de aforo por la Covid-19.
La misa ha estado presidida por el P. Dion, que sustituía al obispo Salvador quien, a última hora, había avisado de que no podría asistir por estar confinado.
Al pie del altar había una bonita imagen del P. Claret, esculpida por uno de los claretianos de Lleida, el P. Josep Mª Vilarrubias. Y junto a la imagen diversos objetos que evocaban algunos de los aspectos de la vida del santo: un bastón, un pañuelo de fardo y un cirio encendido, símbolo de la su vida que se consumió por su celo apostólico. También había un relicario "ex carnibus" del santo.
Durante la celebración se ha recordado (¡cómo no!) que fue en Lleida donde, a mosén Claret se le empezó a llamar Padre Claret. De hecho, en el vestíbulo de la iglesia hay un cuadro que recuerda la participación del P. Claret en la procesión de Corpus de 1846, ocurrida durante el tiempo en que predicó largamente en esta ciudad durante el mes de mayo.
A pesar de que la pandemia no convida a hacer fiesta, el P. Jaume Sidera invitó a no perder la alegría. En la homilía hizo una semblanza de la vida del P. Claret, las enfermedades que sufrió y cómo las superó. Entre otras cosas dijo: "Siendo arzobispo de Cuba la isla se vio azotada de dos flagelos terribles. Terremotos y la epidemia del cólera. En estos dos flagelos naturales, como la pandemia que padecemos, vio una llamada de Dios a mucha gente a cambiar de conducta y a tomarse más en serio su vida de cristianos. El P. Claret estuvo muy cerca del pueblo en aquellas circunstancias extremas. Se interesaba por todos y estaba a disposición de todo el mundo". También invitó a todos a reflexionar sobre la llamada que Dios hace en la presente pandemia, teniendo en cuenta que el mundo no cambia solo, sino que lo hará en la medida que cada persona cambie.
La fiesta finalizó con la oración universal del P. Claret, que cuelga en la pared de un lateral de la iglesia, la bendición solemne y cantando todos juntos, con voz ferviente, la gloria y santidad del misionero nacido en Sallent en 1807 y muerto en Fontfroide (Francia) el 24 de octubre de 1870.
Conxita López Torres